De la mano del musulmán Muhammadu Buhari, la oposición de Nigeria ganó por primera vez unas elecciones presidenciales, las quintas desde que en 1999 se restauró la democracia en la primera economía de África. La victoria fue reconocida por su rival y actual mandatario del país, lo que disipa el temor a que se repitan los hechos de violencia postelectoral. El presidente, Goodluck Jonathan, cristiano y candidato a la reelección, reconoció su derrota y llamó por teléfono a Buhari para felicitarlo por su victoria. Buhari logró el 53 % de los votos y Jonathan el 45 %.