El jardinero Juan Cruz, de 64 años, vivió dos décadas en Buenos Aires trabajando en la gastronomía, pero se volvió a Colalalo del Valle por la inseguridad. Asegura que es “el mejor lugar del mundo”. Tiene su vivero, El Patriarca, y es el cuidador de la plaza Miguel Critto, la principal del pueblo. Hizo un vivero en la comuna para darle a la gente del lugar árboles y plantas autóctonas para que los plante en sus calles, en sus casas: algarrobo, fresnos, olmo... Quisiera más apoyo para seguir adelante con ese vivero. Está convencido de que la forestación cambiará para mejor el clima. Las plantas autóctonas, las precolombinas, son las que mejor se adaptan, dice. “Acá crece todo: especias, frutas y verduras. Es una tierra bendita”. Su tío le decía que Colalao es un gigante dormido. Ese gigante se despierta cultivando, trabajando la tierra. Acá se trabaja de sol a sol, y a soles calientes.