El final de una etapa se celebra con fiesta, o así lo consideran los integrantes del programa Andamiaje, que trabajaron desde mayo con niños y adolescentes de la Villa Piolín, y acompañaron el traslado de esas familias a El Manantial Sur. 

La recuperación del espacio destinado a la plaza central, que se había convertido en un basural, en un espacio de encuentro vecinal y de expresión artística y entretenimiento. 

El jueves (si no llueve, aclaran) se hará el cierre del proyecto, que tuvo una cogestión con la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia. "Terminamos nuestro mural y hacemos una merienda que ha tenido colaboración de distintas personas, que habilitan el cambio, son participes de la responsabilidad social", contó Carolina Mompó, integrante del proyecto y responsable de los talleres de baile. 

La idea del proyecto era trabajar con la promoción de derechos de las adolescentes de la Villa Piolín, a través de talleres artísticos, como el arte callejero dirigido por Fernando Marchesse, y el de baile. 
 
Luego la propuesta fué ampliada no solo a las adolescentes sino tambien a niños, niñas y adolescentes en gral. "Se trataba de fortalecer y potenciar habilidades psicosociales a través de éstos espacios", explicó la tallerista. 

Luego del traslado de la Villa piolín y otras villas a El Manantial Sur, fueron a  trabajar en ese territorio, para trabajar sobre el desarraigo y en la construcción de la nueva identidad barrial. Pero sucedió que ya no tenían un espacio físico donde darle curso a  los talleres, por lo que decidieron comenzar a  trabajar en el baldío destinado a la creación de la plaza central.

A llegar, se encontraron con que un sector del nuevo barrio no tenía agua, con que no llegaba el colectivo ni pasaba el camión recolector, lo que había generado que el espacio destinado a la plaza se transforme en un depósito de basura. 

"Convocamos a una reunión con los vecinos y decidimos empezar a limpiar la plaza. Fuimos como 40, con palas, machetes, hasta niños de 4 años. Así comenzamos a promover vivencias positivas no solo con los adultos sino con los adolescentes y los niños", relató. 

Con una máquina del plan Argentina Trabaja, que consiguieron los vecinos, se terminó de convertir la plaza es un lugar habitable.

"Esa plaza donde hacemos carreritas, dibujamos, jugamos a la pelota, nos expresamos, decimos, nos escuchamos, se ha vuelto un lugar de todos. Los niños nos esperan para jugar y cuando entramos al barrio corren al grito de 'Señorita' o 'Profe', o nos acercan una sombrilla de mesa de bar cuando nos agarra la lluvia y estamos pintando un mural -recuerda la maestra de baile-. De esta manera se aprende a trabajar en equipo, a organizarse, a resolver conflictos, a valorar sus capacidades artísticas". 

A la vez, los integrantes del proyecto esperan que se contemple la continuidad del trabajo en el Barrio Manantial Sur, para contribuir a la regulación de las relaciones humanas y para responder a las necesidades de la comunidad, para favorecer una construcción de la identidad barrial de manera integral y la participación colectiva.