Las quenas, los sikus y los erkes fueron el domingo lamentos al viento en el homenaje póstumo a Uña Ramos, cuyas cenizas fueron esparcidas en el cerro sagrado Peña Blanca, cercano a Humahuaca (Jujuy). De este modo, su familia cumplió con el pedido del músico que falleció el 23 de mayo de 2014 en París, a los 80 años.

La ceremonia comenzó cerca de las 11 con una misa de exequias en la catedral Nuestra Señora de la Candelaria, ante la presencia de hijos, familiares y cientos de artistas de la cultura quebradeña. Luego, el cortejo se trasladó al Concejo Deliberante, donde el intendente Aldo Leonel Herrera declaró a Ramos ciudadano ilustre post mortem de Humahuaca.

La última etapa fue una procesión, siempre al ritmo de las obras de su creación como “Camino de llamas”, “Kena pop” y “Plegaria del inca”, hacia la Peña Blanca. “Venimos cumplir el deseo de mi padre. Él expresaba que a la hora de su muerte sus restos sean repatriados a la Argentina y sus cenizas queden esparcidas aquí. Nos sentimos orgullosos de haber cumplido con su deseo”, afirmó su hija, Beatriz Uña Ramos. “Vengo a despedir las cenizas del músico que hoy fueron entregadas al Tayta Wayra (Padre Viento)”, expresó la reconocida artista norteña Micaela Chauque.

De los actos no participó su viuda, Elizabeth Rochlin, quien el año pasado recordó que cuando le preguntaba al compositor e intérprete sobre su último deseo, respondía: “irme al viento, a la montaña, a encontrar mi eco”.