FOLCLORE

EL TROVADOR

LUCÍA MERCADO

(Ediciones Lucía Mercado - Tucumán) 

Se amasa con tierra, paisaje, dolor, alegría, con el trajinar diario, con el sentimiento que se desgaja en canto, danza, historia. Las raíces se aquerencian en la pampa, los ríos, los cerros… hilvanan en el tiempo el rostro de la identidad. El folclore es espejo del pueblo. Su trama musical suele estar desperdigada en la oralidad.

En el siglo pasado, Juan Alfonso Carrizo, Isabel Aretz, Leda Valladares, recuperaron una buena parte de la memoria en los vientos colectivos de la música y el canto de Tucumán. Ese saber anónimo fue dando paso a los autores; la expresión nativa se convirtió en un objeto de consumo y de difusión comercial.

Lucía Mercado viene desde hace tiempo hurgando en nuestra memoria. Los ancestros, el esplendor y los dolores de Santa Lucía, su pago natal, han revivido en sus libros. Sus escuchas del programa radial de José María Montini, guitarrista inquieto por los asuntos del folclore, le abrieron las ventanas de la curiosidad. No había una historia de nuestra música nativa tucumana y se puso a trabajar en esa titánica labor. Se sumergió en investigaciones de Carlos Vega, Carrizo, Aretz, Valladares, en revistas de historia, en diarios, y en numerosas entrevistas a los protagonistas que recrean la atmósfera musical y evocan a los artistas de su época o de sus antecesores. El canto vallisto, cantores, conjuntos, guitarristas, pianistas, compositores, poetas, radios, peñas, festivales recorren estas páginas que abarcan no solo a los cultores de San Miguel de Tucumán, sino también de Bella Vista, Burruyacu, Concepción, Famaillá, La Cocha, Lules, Monteros, San Pablo, Santa Lucía, Simoca, Tafí Viejo y Trancas.

Su pregunta acerca de por qué no hay actualmente intérpretes tucumanos de proyección nacional e internacional, como lo fueron Mercedes Sosa y Los Tucu Tucu, recibe varios puntos de vista coincidentes de los entrevistados que hacen hincapié en las desavenencias, el egoísmo, el individualismo, la falta de apoyo estatal, de profesionalismo y de sacrificio “por pasar hambre en Buenos Aires para llegar”. “Hay gente talentosa, pero muy desunida. Uno se sienta con un artista y habla mal del colega, del compañero, se fijan mucho en el otro, cuando en realidad cada uno tiene que saber a dónde ir, cómo ir”, afirma uno de ellos.

Más allá de las omisiones u olvidos, El Trovador es una obra de gran valor. Mercado ha logrado reunir en su libro una encomiable cantidad de información, historias, anécdotas, dispersas en la volátil oralidad, así como un preciado archivo fotográfico.

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