Cuanto más, mejor. Esa es la premisa de los especialistas en seguridad a la hora de buscar alternativas para dejar la casa protegida antes de salir de vacaciones. Rejas, portones, puertas blindadas y un sistema de alarma por monitoreo parecen conformar el combo perfecto para prevenir robos. Sin embargo, el costo económico es elevado y podría superar los $ 30.000.
“Esto es disuasivo. Si los ladrones ven que una casa tiene rejas altas y que la del vecino no las tiene, van a descartar lo más difícil”, concluyó Daniel González, propietario de una empresa que se dedica a fabricar y colocar rejas. Reforzar todo el exterior de una vivienda puede tardar hasta dos semanas y el costo varía de acuerdo a los modelos elegidos y a la cantidad de sectores por cubrir.
En la firma que conduce González, una reja de ventana cuesta desde $ 700, una puerta reja vale desde $ 1.800 y los portones cerrados (no permiten que se vea hacia adentro) parten de los $ 10.000. Si a ese portón se le quiere agregar un sistema de automatización, se suman otros $ 5.000.
“Generalmente la gente busca portones cerrados porque siente que es más seguro y no quiere que se sepa si están o no en la casa”, comentó González. Sin embargo, aclaró que no es el portón lo que hace la diferencia sino la suma de elementos que protegen a la vivienda.
Puertas blindadas
Rubén Ávila dirige una empresa que fabrica puertas blindadas. Según contó a este diario, la demanda creció exponencialmente el mes pasado. “Para fin de año ha sido tremenda la cantidad de trabajo. Sobre todo en barrio Sur, que nos llamaron mucho tanto de casas como de departamentos”, contó.
El sistema que ofrece Ávila evita que la puerta de entrada sea forzada o barreteada. Y tiene dos opciones: comprar una puerta nueva o blindar la que ya existe en la casa. Para la primera opción, el costo parte de los $6.500. En caso contrario, lo que se hace es retirar la puerta y reemplazarla por una provisoria (la pone la empresa) durante 72 horas, que es el tiempo que dura el trabajo.
“Las puertas placas, que son huecas adentro, son ideales para blindar. Lo que se hace es agregarle un mecanismo que se activa en los cuatro lados, con pernos. Después se pone una placa de acero afuera y encima, una de madera para que quede bien estéticamente”, explicó Ávila. El precio de ese trabajo también parte de los $ 6.500 y varía según la apariencia que uno quiera aportarle.
Los objetos de valor
Hay objetos que se desea proteger particularmente y que no es conveniente llevar durante las vacaciones. Algunos ejemplos pueden ser dinero en efectivo, cheques, joyas y otros objetos de valor. Para ellos existe la opción de colocar una caja fuerte.
En este caso existen dos modelos: la caja de empotrar y la de amurar. La primera requiere de la intervención de un albañil para que cave un espacio en la pared. La instalación de la segunda, en cambio, es mucho más sencilla y sólo se necesita un taladro, ya que van atornilladas a la pared.
“Vienen en tres medidas: chica, mediana y grande”, señaló Luis Falco, quien se dedica a la venta de cajas fuertes. El comerciante precisó que las cajas de amurar cuestan $ 750, $ 850 y $1.500, según su tamaño. Mientras que las de amurar valen $1.200. “En cuanto a seguridad es lo mismo cualquiera de las dos opciones, pero es más difícil que se lleven la que está empotrada”, aclaró.
Falco indicó que las instalaciones corren por cuenta de los clientes, para que sólo ellos sepan dónde se encuentra la caja fuerte. “También se puede tener dos cajas: una de señuelo y otra con los valores”, sugirió.
El uso de la tecnología
En caso de que, aún con todos esos sistemas instalados, los ladrones consigan entrar, todavía queda otra alternativa para impedir el robo. Y esa alternativa es el uso de herramientas tecnológicas.
“En estas fechas es cuando más ventas tenemos de servicio de alarmas de monitoreo con sensores”, remarcó Diego Otero, empleado de una empresa de seguridad electrónica. El comerciante explicó que se trata de un sistema que funciona a través de redes y que tiene sensores de movimiento que envían información a una central inteligente.
“Una computadora identifica el tipo de movimiento y lo transmite a un operador, que analiza si existe algún tipo de riesgo de robo. En ese caso, la empresa manda un guardia para controlar la casa y notifica al propietario. Si se ve que puede haber alguien adentro, se avisa a la Policía para que se apersone”, detalló Otero. Adquirir e instalar ese equipo cuesta alrededor de $2.000, además de una cuota mensual de monitoreo de $ 230.
Para que sea más completo, a esa opción se le puede sumar un sistema de video. Gustavo Riche, que se dedica a comercializarlo, señaló que el equipo está formado por una grabadora y entre cuatro y 16 cámaras, según el tamaño de la casa. “El cliente puede monitorearla desde cualquier parte del mundo, siempre que tenga acceso a internet. Además el sistema le envía un mensaje de texto cuando alguna cámara detecta algún movimiento dentro de la casa”, agregó Riche.
El comerciante resaltó que la demanda viene creciendo desde noviembre. “Hoy no se concibe una casa vacía sin un sistema básico de protección porque el ladrón elige al que no tiene nada. Todo suma. La casa que no tiene nada es la más vulnerable”, advirtió. El costo del sistema de video oscila entre $ 10.000 y $ 15.000, según la cantidad de cámaras que requiera.