La botellita de agua congelada es ya un clásico en la mochila de los chicos. Nunca se sabe cuándo se corta la luz y no sube agua al tanque, la bomba no anda, las napas están bajas, el pozo está seco o el caño se ha roto. Algunas escuelas, como sucede en Tafí Viejo, dependen de un tanque cisterna que llega de la SAT para auxiliarlas, y alguna que otra ha tenido que ser socorrida por los bomberos voluntarios, aunque la ayuda se suspendió ante el peligro de enfermedades, porque el agua de estos no es potable. Cuando aumentan las temperaturas todo se agrava. Los sistemas colapsan y los padres salen a la calle a protestar.

De acuerdo con el cronograma, las clases terminarán el viernes 12 de diciembre. Pero los exámenes se extenderán hasta el 19. Es decir, las escuelas funcionarán hasta bien entrado diciembre.

“Como Frente Intergremial Docente le planteamos a la ministra Silvia de Temkin, el problema del agua en las escuelas, que por supuesto no es sólo de los establecimientos educacionales sino, en muchos casos, de toda la zona. Los inconvenientes tienen varias causas: por un lado están las deficiencias de la infraestructura escolar y por el otro la falta de mantenimiento de las instalaciones de la SAT, a lo que se suma el factor climático”, explicó el secretario general de ATEP, David Toledo. “Cuando se trata de escuelas con pocos alumnos se les pide que lleven la botellita con agua, pero cuando son muchos la situación es insostenible. En casos extremos, la propia ministra reconoció la necesidad de suspender las clases”, señaló.

En el Colegio Nacional de Tafí Viejo tuvieron que suspender las clases porque no había agua. Concurren más de 1.800 alumnos entre mañana, tarde y noche. La SAT provee de agua para evitar que se clausuren los baños y en una oportunidad fue asistida por el camión hidrante de bomberos. Cerca de allí, la escuela Fray Cayetano Rodríguez también sufre problemas de escasez de agua, y es asistida por la SAT cuando se producen inconvenientes.

“En Trancas los camiones de la Municipalidad se encargan de abastecer a las escuelas”, dice Juan Carlos Aguirre, secretario general de la UDT. “En esa ciudad nunca hubo faltante de agua, pero la construcción de nuevos barrios se suma a los problemas de energía eléctrica y eso produce inconvenientes”, reconoce. “Muchas veces los padres se enojan con razón y salen a cortar la calle porque del Ministerio de Educación les prohiben a las directoras que suspendan las clases”, observa.

Construcciones Escolares (de la Secretaría de Obras Públicas de la Provincia), la SAT y algunos municipios son los responsables de llevar las soluciones en cada caso. Pero los imponderables climáticos son difíciles de doblegar: el calor excesivo genera más consumo de agua y de energía, lo cual acarrea cortes en los servicios.

“Todos los años tenemos problemas con el agua en las escuelas, pero desde hace 10 años la situación ha ido empeorando con el crecimiento urbano y áulico, tanto de capital como en la periferia”, reconoce el ingeniero Eduardo Cobos, de Construcciones Escolares. Las zonas más afectadas son las que experimentaron mayor incremento edilicio: Tafí Viejo, Banda del Río Salí, Alderetes, Las Talitas y la capital.

Una multiplicidad de factores influye en esta la situación. A veces el problema es de la SAT, cuando el servicio es deficitario; en otros casos se debe a la rotura de la bomba, lo que suele ocurrir cuando se produce una baja de la energía cuyo responsable de proveerla es EDET. Una mención especial merecen los robos: “los vecinos que piden prestada la bomba a la escuela cuando nadie los ve”, dice irónicamente Cobos. Además hay zonas donde las napas freáticas están muy bajas.

Todo es una cadena: en días de mucho calor, el exceso del consumo de energía termina sobrepasando la capacidad eléctrica instalada.

De las 1.300 escuelas que hay en la provincia, al menos 70 son construcciones centenarias, cuyas instalaciones quedaron desactualizadas con respecto a la capacidad que deben tener las cañerías para albergar mayor cantidad de alumnos.

Los problemas más graves se producen en días de extremo frío o calor, cuando se prenden todas las estufas o los aires acondicionados en las casas, el consumo es excesivo y el sistema colapsa. Por eso afecta a las zonas de mayor concentración urbana, que es donde más se construyeron escuelas. Es un círculo vicioso: el sistema eléctrico colapsa y se corta el agua, porque las bombas eléctricas no andan. La solución al problema del agua es global: se necesita mejorar los servicios de provisión de agua y energía eléctrica y mejorar la seguridad en los barrios, es la conclusión de Cobos.

Mientras tanto
De todos modos, en una decena de escuelas se ha implementado un plan de reserva para evitar que falte el agua en los peores momentos. Se trata de la colocación de dos torres tanque que permiten reservar entre 7,5 y 10.000 litros de agua, y utilizarla en momentos de muy baja presión, cuando la bomba está saturada o cuando hay mucho consumo del servicio por el aumento de las temperaturas. También se aumenta el diámetro de los caños, para que ingrese más agua a la escuela.

El plan se combina con un sistema automático contra pérdidas de agua. “Permite que se corte el servicio después de las 18 cuando se van todos los chicos de modo que la reserva queda lista para cuando regresen. Este sistema de automatización está puesto en unas 10 escuelas. Y es útil porque generalmente no hay nadie en las escuelas que pase cerrando los grifos , el sistema es útil para evitar el consumo excesivo”, explica el ingeniero Cobos.

Rendimiento
“Toda pérdida dentro o fuera del edificio produce una baja en el rendimiento y calidad del servicio. Esto es aplicable tanto al servicio eléctrico como de agua potable”, agregó.

La perforación de pozos de 120 metros es la única solución en algunas zonas de la provincia. Justamente eso ocurrió en el barrio Aeropuerto. Allí, además, se colocó el sistema automático de prevención de pérdida de agua. Otros pozos de hicieron en la escuela técnica de Lastenia y en otra de Banda del Río Salí. En el interior, los trabajos se realizan en forma coordinada con los municipios. En total se perforaron más de 10 pozos este año, le dijo a LA GACETA el director de Construcciones Escolares.