Compilación

OBRA CRÍTICA 2

JULIO CORTÁZAR

(Alfaguara – Buenos Aires) 

Una de mis profesoras de la universidad siempre destacaba la lucidez de los análisis de los propios autores sobre la literatura. Para los escritores, la labor crítica se convierte en reflexión sobre las obras, la escritura y, fundamentalmente, sobre la propia existencia. De lo expresado con anterioridad, Julio Cortázar es un exponente clave, ya que durante toda su vida se dedicó a transformar la crítica literaria en la escritura de sus lecturas: Cortázar leía sus libros con un lápiz en la mano. Es por eso que leer los textos incluidos en Obra Crítica 2 permite reconstruir un itinerario, una asombrosa geografía donde se entrecruzan las vivencias, las intuiciones y los textos. Por ejemplo, después de ver “Los olvidados”, un film de Luis Buñuel, Cortázar nos cuenta que no pudo dormir (“yo le debo una de las peores noches de mi vida”) y, a partir del insomnio, dio forma a una reseña inolvidable.

El libro, además de abarcar un arco temporal bastante extenso (los artículos incluidos van desde 1941 hasta 1963), despliega una multiplicidad de temas: artículos sobre Rimbaud, Keats, Artaud, Baudelaire, Poe; los trabajos publicados en la revista Cabalgata; reseñas sobre obras de Graham Greene, Leopoldo Marechal, Octavio Paz, Victoria Ocampo. Merecen una mención aparte los insoslayables ensayos sobre la novela, el surrealismo, el cuento, el existencialismo y la poesía. Ocurre algo mágico, y es como si se nos hubiera permitido ingresar en su biblioteca personal guiados por su acento inconfundible. Pero esa biblioteca no es un espacio físico (“nuestra biblioteca se va pareciendo cada vez más a un microfilm del universo”), sino que se va conformando como una progresión de voces e inflexiones donde se prefiguran algunas marcas de una obra posterior.

Se puede comenzar a leer este libro a partir de las reseñas sobre algún autor conocido, o desde el principio, siguiendo la sucesión cronológica. Hay que tener en cuenta que las lecturas siempre se arman como modelos interminables.

(C) LA GACETA

Máximo Hernán Mena