¿Hasta dónde puede llegar una persona arrinconada y llevada al extremo de sus límites psicológicos, morales y sociales? ¿Cuántos días de furia hemos experimentado en nuestra vida, y hasta qué punto se justifican nuestras reacciones? Montado en esta clase de cuestionamientos Damián Szifrón construyó la película más esperada del año. “Relatos salvajes” es uno de esos fenómenos cinematográficos que tienen asegurado el éxito antes del estreno. Hoy llega a la pantalla, nada menos que en 400 salas de todo el país a partir de la distribución de la poderosa Warner.

Son seis historias breves, sin relación entre ellas, en las que Szifrón ratifica su destreza narrativa. Ricardo Darín, Oscar Martínez, Leonardo Sbaraglia, Rita Cortese, Darío Grandinetti, Érica Rivas y Julieta Zylberberg interpretan a ciudadanos de distinta condición social que son expuestos a diversos modos de violencia. Todo en un grado tan alto que su forma de ver y pensar el mundo, sus creencias y su ética, se derrumban y pierden sentido.

“Relatos salvajes” generó aplausos y entusiasmo en el Festival de Cannes. No obtuvo premios, pero sí la adhesión del público y el interés internacional. La película ya está vendida a los principales mercados -incluido el estadounidense-, y sobre el escritorio de Szifrón llueven las propuestas de trabajo, principalmente desde Hollywood. Pero el director y guionista se toma las cosas con calma porque ya tiene su agenda ocupada. Mientras tanto aguarda este estreno nacional, que debió postergarse una semana a causa del paro que realizaron los empleados de los multicines.

Uno de los puntos fuertes de la película es su capacidad de generar una revolución interior en los espectadores, al ponerlos -al igual que hace con sus personajes- en una situación límite frente a la cual no saben qué posición tomar. Las historias son perturbadoras y producen profundas dudas acerca de la cosmovisión y la moral.

Hay violencia, hay suspenso y, en especial, humor. Eso sí: sutil, canalizado en diálogos inteligentes (una de las especialidades de Szifrón, basta remitirse a “Los simuladores”) y en situaciones tan absurdas como asfixiantes, filmadas con mano maestra.

En la financiación de “Relatos salvajes” participó El Deseo, la productora de los hermanos Almodóvar. Que una multinacional como Warner se haya involucrado en la distribución del filme implicó una campaña de promoción excepcional. Szifrón y las estrellas que prestigian el elenco vienen desfilando desde hace semanas por los medios, en especial por la TV De allí que antes del estreno ya se hable tanto de la película. El objetivo es traccionar cientos de miles de espectadores al cine y colocar a “Relatos salvajes” -en lo que a repercusión se refiere- a la altura de “El secreto de sus ojos”.

A su favor juega la potencia de esos cuentos, bien escritos, bien actuados y bien filmados; pero sobre todo capaces de reflejar los estados de ánimo y las reacciones de las que somos capaces cuando la vida se mete en un callejón sin salidas aparentes. Esa es otra particularidad de “Relatos salvajes”; una invitación a mirarnos en profundidad y a debatir. ¿Podremos llegar en algún momento a esos extremos?


HISTORIAS MÍNIMAS

Ricardo Darín
Es Simón, cuyo deseo de llegar a tiempo a la fiesta de cumpleaños de su hija tropieza contra la burocracia. Y todo por culpa de una infracción de tránsito.

Rita Cortese
Se mete en la piel de la cocinera de un bar, obligada a lidiar con un comensal violento. Lo mismo le ocurre a la moza del lugar (Julieta Zylberberg).

Leo Sbaraglia
El tranquilo viaje por una ruta del norte del país se transformará en una pesadilla para Diego, a causa de un encontronazo con otro conductor.

Darío Grandinetti
Interpreta a Salgado, protagonista de un enigmático episodio que se desarrolla íntegramente en el interior de un avión, y del que es mejor no adelantar nada.

Erica Rivas
Romina descubre en plena fiesta de casamiento que su flamante marido la engaña con una amiga. Es el momento ideal para patear el tablero de los mandatos familiares.

Oscar Martínez
Mauricio tiene dinero e influencias. Cuando su hijo atropella y mata a una embarazada, negociará con el fiscal para endilgarle la culpa al jardinero.