Para el resto del mundo, la Argentina ingresó -voluntaria o involuntariamente- en su segundo default en 12 años. Y es ese resto del mundo el que tiene la capacidad de dar o no asistencia financiera a un país que, según la justicia estadounidense, incumplió con el pago de sus compromisos financieros.

Si los mercados juzgan que nuestro país está en default, será difícil conseguir dólares del exterior y la principal estrategia económica que se había planteado el gobierno para el último tramo de su mandato quedará trunca, plantea Economía & Regiones (E&R). La

International Swaps and derivates Association (ISDA), Asociación internacional encargada de regular los seguros contra default, y las principales calificadoras de riesgos ya lo dictaminaron. En 30 días se determinará el monto a compensar por los seguros de default, que llegaría al 50% del valor nominal del bono. Paralelamente, nuestra calificación de riesgo soberana es “default selectiva”, porque los títulos bajo ley Nueva York no se están cobrando (aunque el gobierno sostenga que ya pagó). Y aquí se plantean dos escenarios que pueden marcar el rumbo económico de la Argentina, según E&R: si aquel default será breve o si será duradero.

• El default breve sería aquel que se mantendría solamente hasta fines de año, terminándose a comienzos de 2015 con la caída de la cláusula RUFO y el consecuente arreglo y pago de toda la deuda fuera del canje. Es decir, a los holdouts o fondos buitres.

• Por el contrario, el default largo es aquel que perdura durante todo lo que queda del presente mandato y sólo se terminaría con una nueva reestructuración (total) de la deuda, en manos de la próxima administración. En este escenario se abren dos posibilidades: que siga siendo un default selectivo (algunos bonos se paguen y otros no) o que, por el contrario, haya un default total (no se pague ningún bono).

Los efectos de corto plazo del default son previsibles: suba del dólar blue y presión sobre el oficial, aumento del riesgo país, caída en la cotización de los bonos y del índice Merval. Estos efectos, según Empiria Consultores, aún siguen relativamente contenidos, mientras persiste la posibilidad de un acuerdo privado que destrabe el conflicto, aunque es esperable alta volatilidad en el corto plazo, al son de los rumores. Sin embargo, mientras pase el tiempo y no se materialice alguna solución, los efectos sobre una macro ya debilitada se harán más evidentes.

Según la consultora privada, hasta el momento la reacción del Gobierno nacional se circunscribió a la polémica semántica y a continuar mostrándose desafiante frente a un oponente mal visto por la opinión pública. “Ello le permite inicialmente capitalizar políticamente el conflicto, mientras niega la realidad de los efectos sobre la economía real”, sostiene en su último reporte. Pero en ausencia de soluciones, el impacto sobre las distintas variables económicas se hará sentir, acrecentando el malhumor social, advierte.

Odiosas comparaciones

Las principales calificadoras de riesgo declararon el “default” selectivo de la Argentina, al fracasar, a fines de julio, un acuerdo con los bonistas en litigio que reclamaron, ante el juez de Nueva York Thomas Griesa, el pago completo de lo adeudado, U$S 1.330 millones .

Este default, no es “usual”, debido a que no surgió por un problema de capacidad de pago, indica Empiria. Aunque la memoria colectiva tiende a asociarlo con la crisis de fines de 2001, lo cierto es que la génesis del default y la situación económica previa (tanto interna como externa) son muy diferentes a las de aquel momento, por lo que es esperable que sus consecuencias también lo sean, señala. De todas formas, los desbalances acumulados junto con el impacto del default (de prolongarse en el tiempo) reducen la distancia hacia una crisis económica de mayor magnitud. Para iniciar una comparación sólo basta observar el desenvolvimiento de dos factores, según Empiria.

• A nivel global, en la actualidad hay viento de cola. El crecimiento mundial era menor en 2001, y venía en caída. Lo que es muy relevante, el precio en dólares de los commodities (particularmente de los que exporta Argentina), actualmente están en valores muy superiores a los de 13 años atrás.

• Puertas adentro, la situación económica actual no está tan deteriorada como lo estaba en 2001. En ese momento la economía arrastraba una profunda recesión, mientras que los últimos años podrían calificarse más bien de estancamiento. Por otro lado, la convertibilidad impedía absorber los shocks externos (o internos) a través de variaciones en el tipo de cambio, y el tipo de cambio real estaba mucho más retrasado que en la actualidad. Adicionalmente, en 2001 el nivel de reservas no era muy distinto que el actual, pero la deuda pública externa era un 40% mayor y estaba muy concentrada en el corto plazo. Por último, el sistema financiero era más grande que en la actualidad, conteniendo fuertes distorsiones que lo hacían un amplificador de los problemas de la economía real. Contra todo lo anterior, el déficit fiscal bien medido es mayor en la actualidad, así como lo son la presión tributaria y el gasto público.