Desde las alturas todo es diminuto. Los ingenios, las fábricas, los árboles, las montañas, los cultivos y las casas parecen formar una maqueta. Los autos se mueven lentamente como hormigas por la avenida Aconquija que, desde el aire, parece un pequeño sendero de asfalto. No hay turbinas, ni motores, y el silencio es casi total. Salvo por algunos pájaros que vuelan cerca como si quisieran saludar. Y uno puede sentirse como un ave con alas de hasta 10 metros de ancho, sentado, con los pies colgados y los brazos extendidos a bordo de un parapente.

La idea de jugar a ser un pájaro es posible en Loma Bola, a sólo cinco kilómetros del Cristo de San Javier. En la cumbre del cerro, la naturaleza creó una rampa de lanzamiento ideal para practicar este deporte. Los expertos le sacan provecho, pero los novatos también pueden usarla en los vuelos biplaza (piloto y pasajero). No hace falta ser un experto, ni tampoco tener un estado físico atlético. Los biplaza son vuelos comandados por un experto en parapente. Ganas de volar es lo único que hace falta para pasear por encima de la ciudad con los pies en el aire. Para el lanzamiento hay que correr apenas unos 10 metros sobre el césped y listo, en unos segundos, ya se está volando gracias a la experiencia del piloto.

Adrenalina

Le dicen “Mono”. Se llama Mario Martín Sueldo y desde hace seis años practica parapente. “Querés un poco de adrenalina?”, pregunta en pleno vuelo. Después mueve el parapente de un lado a otro, gira y vuelve a empezar, mientras el viento choca en las mejillas y el frío se siente en los tobillos. “Ahora salimos suavemente y se detiene todo”, dice el piloto sonriente. Ya no se siente el viento y todo parece estar suspendido en un cono de silencio. El vuelo biplaza puede durar unos 20 minutos, depende del clima.

El aterrizaje se prepara al pie del cerro. Hay que mantenerse sentado, con las piernas en alto (posición culipatín en la nieve). El piloto tira los tensores de ambos lados y listo, se frena. En el terreno quedan sentados los dos, mientras el parapente se desvanece y queda extendido como un mantel.

Preparativos

Piloto con pasajero

En Tucumán, hay más de 200 pilotos que practican parapente. De ese total, unos 70 son activos (vuelan todos los días). En Loma Bola hay siete pilotos que hacen vuelos biplaza (con pasajero).

Niños y adultos

Cualquier persona puede volar. Mercedes Gijón, la única mujer piloto de parapente en Tucumán, dice que entre sus pasajeros llevó a un niño de 10 años y a un adulto mayor de 90 años.

Con video y fotos

Un vuelo biplaza tiene un costo de $ 600. Hay otras opciones con servicios adicionales que suman otros montos. Por ejemplo, si el pasajero quiere un video del viaje deberá pagar un adicional de $ 150.

Un desnivel hasta el corte

El mejor horario para volar es entre las 11 y las 16. Así lo recomienda el experto Eduardo Deheza. El recorrido es de 6,5 kilómetros. El lanzamiento es desde 1.300 metros sobre el nivel del mar y el aterrizaje a 500 metros sobre el nivel del mar.

Vestimenta y coordinación

Se recomienda comer liviano antes del vuelo. Ropa cómoda, zapatillas, campera. Coordinar antes de las 11. Contactar con Mercedes Gijón (155036541), Eduardo Deheza (154447508), y Mario Sueldo (155239572).