Un equipo de cinco psicólogos, una médica y seis docentes de alfabetización primaria y secundaria atienden la Casa del Barrio.

“Articulamos con el CAPS, las organizaciones civiles y otras instituciones. Si advertimos que hay un chico con adicciones lo derivamos al hospital Avellaneda o a Las Moritas”, cuenta el psicólogo Ignacio Ygel. En la casa también se dictan talleres recreativos, deportivos y culturales para todos los vecinos.

“Hace un mes comenzamos un proyecto con la radio del barrio. Tenemos un programa con los chicos de la zona”, agrega Ygel. En la consejería barrial los vecinos son escuchados y derivados al Observatorio de la Mujer, cuando se advierten casos de violencia doméstica, o al Programa de Educación Sexual Integral, si hay adolescentes embarazadas.

La Costanera no tiene escuela secundaria, todavía, pero está en construcción. Solamente hay una primaria con nivel inicial también.

Según el psicólogo, ese ya no es un problema para los adolescentes porque todos los días parte un colectivo con chicos de ese barrio hacia la Escuela Técnica 5 del barrio Juan XXIII. Son más de 100 jóvenes los que son trasladados por el Ministerio de Educación de la Provincia.

“Nos dicen La Casa del Barrio. En este pequeño lugar, muchos sueños se hacen realidad para las personas que no pudieron estudiar”, reza una frase escrita en la pared. Johana Jaime quiere ser maestra jardinera, Yenifer Villafañe, maestra de gimnasia y Eliana Rodríguez, enfermera o asistente social.

Otra frase escrita en pared parece responderles a los que creyeron que nunca iban a llegar: “Ignorantes no son aquellos que no pudieron estudiar, ignorantes son los que critican a los que se quieren superar”.