Más de 100 causas vinculadas con drogas llegan a juicio cada año en Tucumán. El tribunal Oral en lo Criminal Federal es el responsable de resolverlas. Pero la resolución de estos debates no se basa estrictamente en lo que dice la ley, sino que la apreciación personal de los miembros del tribunal tiene su peso. Según explicó a este diario el magistrado Gabriel Eduardo Casas, muchas veces “no es una cuestión matemática, sino que está sujeta a la valoración del juez”.
- ¿Cómo se determina si la droga que lleva una persona es para consumo personal?
- Este tribunal sigue el criterio de la Corte que sostiene al proselitismo como criterio diferenciador. Cuando es estrictamente para consumo personal se lo hace en un lugar privado o un ámbito reservado. En cambio, cuando alguien hace proselitismo de su consumo ya estamos más allá, es como un maestro que se pone a fumar en la clase, para dar un ejemplo burdo.
- ¿Las cantidades de droga secuestrada son indicativas?
- No, porque con determinados niveles de adicción el consumo se hace más alto. Un adicto fuerte a la cocaína consume más que un experimental, que capaz que con tres ravioles excede su consumo. Obviamente que a partir de determinadas cantidades se excede cualquier situación razonable. En definitiva, son temas susceptibles de la razonable interpretación judicial.
- ¿Cuáles son las características de la mayoría de los casos que llegan a juicio en Tucumán?
- Acá la mayoría de los casos que llegan a juicio son de venta al menudeo. En las ciudades, todos los procedimientos urbanos suelen ser de baja cantidad de droga. Porque además se organizan de forma tal que nunca haya demasiada cantidad de droga en ningún lugar, incluso donde están los denominados dealers. Es una especie de política del delito. Los procedimientos con más cantidad de drogas generalmente son en las rutas, fincas o pistas de aterrizaje.
- ¿Existe algún patrón que se repita en la mayoría de los casos?
- No hay justificación para esta actividad, pero es cierto que hay familias en las cuales la venta de droga se convierte en su método de trabajo, aunque tampoco obtienen ganancias extraordinarias ni logran salir del nivel de pobreza. El delito existe, pero la culpabilidad puede ser mayor o menor según el grado de vulnerabilidad del sujeto en cuestión. Si una persona está en la miseria, es mucho más vulnerable a la comisión de un delito que si está con todas las necesidades satisfechas. Son realidades que hay que tenerlas en cuenta y yo creo que, en ese sentido, son útiles los planes del gobierno, creo que han ayudado mucho, sobre todo la Asignación Universal por Hijo.
- ¿Qué cambios nota a partir del pago de estas ayudas?
- Los casos están más referenciados ahora, no tan generalizados, ese es el efecto de disminución que hubo. Sí hay vendedores al menudeo, pero no son tan numerosos como lo serían sin estos puntos de apoyo, que ayudan a que la gente no esté tan extremadamente necesitada. Sí creo en la importancia de establecimientos de rehabilitación y lucha contra la adicción, pero también pienso que el Estado debería tener centros asistenciales y de apoyo para adictos metidos dentro de las villas, gente que viva ahí y esté dispuesta a hacerlo.