Paralizado en el tiempo y sumergido en un silencio silvestre. Así se muestra el pueblo de Medinas, ubicado a 11 kilómetros al este de Concepción. Casas enormes de estilo colonial le dan un relieve que seduce al visitante, pero que al mismo tiempo le hace estallar una inquietud: ¿por qué tantos años de descuido? Es que las construcciones, sin mantenimiento, comenzaron a acusar los estragos de los años. Se exhiben precarias y con paredes parcialmente desgajadas. Ladrillos desnudos que pierden el vigor del barro y se desvanecen.

Luis Sandoval, un vecino de la zona, vive con su esposa e hijos en una vivienda que tiene unos 150 años. Asegura que ahí vivieron sus abuelos y padres. Es una obra de adobe con paredes de 45 centímetros, pero, pese a eso, se vino abajo una parte del frente. “Lo que cayó lo reconstruí con ladrillos de ahora, de 15 cm, y no quedó bien porque la diferencia de espacio es importante. No me alcanzó el dinero para la cantidad de ladrillos que se necesita con el fin de cubrir el ancho”, cuenta. “Aquí hay muchas casas que se pueden venir abajo si no se las repara”, advierte enseguida.

El edificio del Club Social, que en la época de esplendor de la comunidad fue escenario de actividades deportivas y recreativas, es uno de los tantos que se desploman de a poco. Hace un par de años se quedó sin techo. “Aquí se hicieron obras, pero hacen falta otras para que este pueblo salga de este pozo y se haga turístico. Siempre llegan visitantes, pero no hay nada que ofrecerles aparte de lo que heredamos” lamenta Dardo Díaz. Ahí muy pocos saben que el 23 de diciembre de 1999, mediante la ley 25.213, promulgada por decreto 113, la comunidad fue declarada “Pueblo Histórico Nacional”.

Propuesta universitaria

En medio del clamor de los pobladores por obras que les permitan emerger de la postración, la Facultad de Arquitectura de la UNT aportó a las autoridades comunales una propuesta académica integral tendiente a la “recuperación patrimonial, histórica y urbanística” de la Villa de Medinas. Son proyectos pensados con un abordaje múltiple que le permita al pueblo superarse a través del turismo. Algunos fueron presentados ante el Ministerio de Obras Públicas de la Nación con el objeto de que se les brinde los recursos necesarios para su ejecución. “Procuramos la financiación por etapas y en base al diagnóstico de la UNT. El estudio universitario determina que no se puede avanzar en la revalorización de la villa si no se comienza con la construcción del camino de acceso que se inicia en la ruta 329 y tiene una extensión de 3,5 km” explica el ingeniero Carlos Emilio Segura, quien colabora en el diseño de los proyectos. Los estudiantes de Arquitectura también remarcan la importancia que tiene superar los problemas de desbordes del río homónimo del lugar. Segura observó que el drama del río se solucionó con la construcción de defensas en el marco de un proyecto hídrico que él elaboró.

Doble trocha

El proyecto vial presentado a la Nación contempla una doble trocha con pavimento articulado o de adoquines con iluminación. Otra iniciativa se refiere a la recuperación del empedrado que va desapareciendo y del estilo original de la plaza. “Recuperar el pueblo va a demandar varios años y a través de varias secuencias de obras”, enfatiza el profesional. La propuesta integral también impulsa la creación de un mercado en el que se promueva la fabricación de alfeñiques y sillas artesanales en mayor escala que la actual. El comisionado comunal, Adolfo Arias, reconoce que el objetivo de convertir a Medinas en un lugar turístico “es un desafío que demanda bastante trabajo y colaboración vecinal”. Para el funcionario, lo importante es que los proyectos en gestión cuentan con el respaldo de las autoridades provinciales y del Ministerio de Obras Públicas Nación. De acuerdo a Arias la recuperación de los edificios antiguos se va a encarar a través de la Gerencia de Empleos, que financiará un proyecto que elaborará un estudiante avanzado de la Facultad de Arquitectura.

La Casa del Turista es otra de las iniciativas universitarias. Se trata de un edificio en el que funcionaría una oficina de información, un salón temático y otros servicios de atención al visitante.

Trámites pendientes

Arias chocó con un difícil inconveniente cuando presentó los proyectos para la restauración de algunos edificios que se caen y la construcción de otros como la Casa del Turista. Ninguna propiedad dispone de títulos de dominio. Es un requisito básico que se le exige para encarar cualquier obra. “Lo que pasa es que los inmuebles figuran a nombre de pobladores de hace siglos. Gente que donó el espacio al Estado, como en el que se levantó el Club Social. Pero no se hicieron los trámites de transferencia correspondientes. Ahora estoy en esa gestión mediante la prescripción adquisitiva”, contó el funcionario.

“Medinas, con la Iglesia Nuestra Señora de la Merced y otros edificios antiguos, representa un valioso patrimonio histórico y urbanístico que lamentablemente nunca fue valorizado por la provincia. Son recursos que atraen turistas y que la pueden sacar adelante a la villa”, lamenta el fotógrafo Omar Argañaraz, uno de los artistas que retrataron el lugar y lo hicieron conocer en el mundo.

Medinas tiene un alto índice de desocupación. La única fuente laboral cercana es el ingenio La Trinidad. Desde que en 1889 la línea ferroviaria que llegaba al lugar fue sacada de su trazado principal, la decadencia del pueblo no se detuvo hasta hoy. Y así, en medio de la quietud, los pobladores no pierden de todo las esperanzas. Y le dan espacio al sueño de ver algún día a esta villa, renacer, como el Ave Fénix, de entre las cenizas.

El nacimiento de Medinas

El pueblo en que nació el poeta Fausto Burgos tiene en la actualidad unos 2.000 habitantes. Es uno de los más antiguos del sur tucumano. Se remonta a la época de la conquista y fue una población de notable progreso durante el siglo XIX. Se trataba de una encomienda que a mediados del siglo XVI fue otorgada al capitán Gaspar de Medina por el entonces gobernador Francisco de Aguirre. El sitio, según datos históricos, se denominaba Acapianta y abarcaba el espacio comprendido entre los ríos Medinas y Gastona. El feudo era atendido por García de Medina y Castro, hijo del primer matrimonio del capitán. La actual denominación la habría adquirido en 1643, fecha de su fallecimiento. El siglo XVIII es considerado como la edad de oro del pueblo. Medinas llegó a ser junto a la capital y Monteros, una de las más importantes poblaciones de la provincia. A medida que hasta el lugar se fueron abriendo caminos y se tiraban rieles, el progreso comenzó a robustecerse. Dispuso de un intenso movimiento comercial. Entre los edificios más antiguos sobresalen la iglesia Nuestra Señora de la Merced, cuya construcción actual se remonta a 1868.

Un largo camino de interacción entre la comunidad universitaria y los lugareños

La propuesta de recuperación histórica de Medinas elaborada por la Facultad de Arquitectura de la UNT se instrumentó mediante un convenio entre la unidad académica y la comuna del lugar. Eduardo José Coletti, decano de la facultad hasta el mes pasado y docentes de las cátedras de Diseño Arquitectónico acompañaron en 2013 a 200 alumnos que hicieron un recorrido de reconocimiento por el pueblo: hablaron con los habitantes sobre sus necesidades y se interesaron por los recursos climáticos, materiales y humanos que dispone la villa. Las conclusiones les fueron entregadas al comisionado comunal Adolfo Arias en agosto pasado. Entonces el funcionario comenzó a trazar un plan de ejecución de obras por etapas. La actual decana de Arquitectura, Olga Paterlini, es autora de uno de los proyectos más ambiciosos de recuperación de la villa.