Una hierba tóxica de la familia de las leguminosas, conocida en nuestro país como “cafetillo” y que científicamente lleva el nombre de Cassia Occidentalis, habría sido la causante de la muerte de una niña de tres años de Aguilares.

La pequeña consumió la semilla de la vaina de esta planta cuando jugaba con sus amiguitos frente a la casa del abuelo en la localidad de Monte Rico. Las autoridades del Siprosa, ante las sospechas de que la pequeña se habría intoxicado con el “cafetillo”, advirtieron a pobladores de la zona y otras áreas rurales, que eviten el uso de esa hierba con fines medicinales o procedan a su erradicación.

Rogelio Cali, del departamento de epidemiología del Siprosa, declaró que está comprobado que la planta es tóxica, pero no se pudo determinar, en cambio, si la consumió la niña. Es que los padres no permitieron que se le practicara una autopsia. A través de ese procedimiento se iba a poder verificar la presencia o no de la hierba en sus órganos digestivos. “Sin la autopsia todo queda en sospechas, pero cabe alertar a la gente que evite su consumo o uso como té, tal como suele utilizarse en zonas rurales” dijo Cali.

Historia
El deceso de la menor se produjo el pasado sábado 19 de abril, en el Hospital Garrahan de Buenos Aires.

Roberto Gigena y Silvia Ponce, padres de la víctima, quienes viven en Alberdi al 200 de Aguilares, están convencidos de que su hija fue víctima de una mala atención en el hospital de Aguilares. “Ahí no le dieron importancia a su enfermedad, que se agravó y la llevó al deceso” dijeron.

Sin embargo, reconocieron que su hija pudo haber ingerido semillas de la vaina del “cafetillo” el domingo anterior a su deceso, cuando se encontraba en la casa del abuelo en Monte Rico, una comunidad rural ubicada a tres kilómetros al norte de Aguilares. “Ese día, cerca de las 12, ella jugaba con otros chicos al frente de la casa de mi suegro. Cuando la vi, tenía en la boca semillas de esa planta. Enseguida me puse a sacárselas” contó el padre. La niña se enfermó dos días después. En la tarde de ese martes 15 se quejó de dolor abdominal. “La llevé al hospital, pero estuve como tres horas y no me atendieron ante la cantidad de gente que había. Entonces salí y le compre analgésico y antifebril. Después nos fuimos a casa”, contó Silvia. Al otro día, persistieron los dolores, pero con fiebre y vómitos. “Era el día de su cumpleaños y teníamos todo preparado para el festejo. La llevamos al hospital a eso de las 15 y quedó internada hasta el otro día. Sólo le hicieron una placa radiográfica, le pusieron suero, pero no le practicaron análisis. Al día siguiente, al mejorar un poco, le dieron de alta con una orden para que se le hicieran otros estudios en el hospital de Concepción”, contó Jorge. “Ella en casa no se quería levantar de la cama y estaba muy pálida. Al verla muy mal decidimos llevarla nomás a Concepción. Ahí los médicos le hicieron análisis y otros estudios rápidos y la derivaron al Hospital de Niños de la capital. Hasta ahí llegó en estado de coma”, añadió el papá.

La pequeña, según datos del médico Lorenzo Marcos (jefe de la Unidad de Terapia Intensiva), acusó signos de colapso hemodinámico (taquicardia, hipotensión y extremidades frías), hipoglucemia severa y hemorragias en piel y mucosas. Tras las maniobras de resucitación, estabilización y las pertinentes tramitaciones, el viernes fue derivada al Hospital Garrahan para transplante hepático. Se la trasladó con el diagnóstico de encefalopatía hepática aguda por hepatitis fulminante de causa no filiada. Pese a los esfuerzos de los profesionales, falleció el sábado a las 6.

Acusación
“Si la hubieran atendido a tiempo y como corresponde capaz que se salvaba”, insistió Rolando Ponce, abuelo de la criatura. El hombre, al igual que los padres, no cree que hayan sido las semillas del “cafetillo” las que desencadenaron su muerte. “No puede ser porque los chanchos y hasta las gallinas comen esas semillas y nunca les pasó nada. Además ya se tendrían que haber muerto los otros chicos que juegan en el mismo lugar”, apuntó. Frente a la casa de Ponce hay abundante cantidad de la leguminosa, que se extiende a la orilla de una plantación de cañaverales.

También hay un reducido corral con un enorme cerdo. La planta en cuestión tiene flores amarillas y vainas similares a las de arvejas. Aunque Gigena asegura que en el Garrahan descartaron que la hierba que llevaron de muestra era tóxica, Cali afirmó, en cambio, que sí lo es. Insistió en que el dato no confirma que haya sido la causante de la muerte. Pues pudo tratarse también de otro tóxico. El médico negó además que se hayan producido otros casos similares al de Aguilares. Laura Vega, médica del hospital Garrahan, informó al hospital de Niños que la pequeña murió por una hepatitis tóxica, presuntamente a causa de la ingesta de “cafetillo”.

Investigación
Evolución rápida y fulminante
De acuerdo a un informe del INTA la Cassia Occidentalis está ampliamente distribuida en regiones tropicales como subtropicales. Es comúnmente observada en campos fértiles con pastos bajos, campos cultivados y en campos con alta carga animal. En abril de 2011 en Goya (Corrientes) se determinó la muerte de 5 bovinos que habían consumido semillas del “cafetillo”. En la autopsia que se les practicó a los animales los veterinarios detectaron en el aparato digestivo semillas de la hierba. Los médicos del Hospital de Niños se mostraron alarmados al establecer que el cuadro clínico de la niña fue similar al que se describe en los animales que consumieron el “cafetillo”. “Preocupa que otro niño ingrese en esta situación que, como se ve, es de evolución rápida y fulminante. Por eso hay que trabajar en la prevención” dijo el doctor Lorenzo Marcos.