El licenciado Antonio Salazar, hijo dilecto del ex pueblo “Los Tres Bajos” o “Las Palmeras” y terapeuta de vasta experiencia, afirma que los hombres y el paisaje de Bella Vista se formaron con “la arcilla que tiene en su esencia la variedad indeclinable de los tiempos; que encierra en sí misma elementos tan diversos y ricos que su nutriente, su savia vegetal puede forjar hombres con la fogosidad del trueno en su discurso como Atilio (Santillán), o el romance armonioso de Fernando (Riera) en su palabra, la sequedad de un suelo solo habitado por pocotes y ortigas o el verde inaugural de un bosque altivo, la transparencia del agua en el Calimayo o el marrón quejumbroso del Salí de largo alcance”

La historia de Bella Vista está muy ligada al advenimiento del ferrocarril, a la creación de la fábrica azucarera homónima al nombre de la ciudad y al crecimiento de la familia García Fernández, pioneros y mecenas del ahora municipio del centro suroeste de Tucumán. Incluso nació dividida en dos mitades por las vías de la estación. Cada mitad posee características diferentes. Hacia el oeste, sobre la avenida Manuel García Fernández se concentraba el mayor movimiento comercial y hacia el este, paralela a la arteria del fundador del ingenio, se localiza la Juan Bautista Allberdi, que hoy se transformó en José Fernando Pedro Riera, en todas las cuadras paralelas al predio ferrocarrilero.

En pleno centro
La estación, que cuenta con tres edificios de viajeros, que después fueron permutando sus funciones originales por otros menesteres que nada tienen que ver con la industria del riel o el camino del hierro, incluía cinco vías. El predio ferroviario, ubicado en el centro bellavistense, es rectangular de más de 300 metros de longitud y encuadrado por dos pasos a nivel. Uno hacia el norte por el que se extiende la calle Mariano Moreno-Bartolomé Mitre y otro hacia el norte delimitado por la Belgrano y Nicolás Avellaneda.

El directo
“Que embeleso sustancial y loco existía ante el paso del ‘directo’, nombre que tomaba el tren que iba a Buenos Aires con muy pocas escalas. Paraba en Bella Vista, en horas de la tarde y era una fiesta. Las chicas se vestían de primera y con los ojos luminosos iban al encuentro de algo. No sé qué. Tal vez el sueño de otros mundos lejanos que sólo el tren detentaba, al dejar que sus almas viajaran en esos vagones lujosos o en el coche comedor o en los camarotes” contó Salazar.

Bella Vista era una de las siete estaciones de paso de la línea del Ferrocarril Central Norte Argentino (Central Northern Railway). La línea se inauguró el 31 de octubre de 1876, pero el personal y los trabajadores que instalaron los rieles y construyeron la estación lo hicieron en 1875. La primera estación se terminó de construir en 1882 y en la actualidad fue despojada de la galería y andén, para transformarse en una cooperativa de trabajo y sede de una empresa de remises. Se ubica cerca de la prolongación de la San Martín, donde hoy se encuentra un paso a nivel cerrado y, en otros tiempos, había una empalizada de metal. Unos metros mas atrás está la segunda estación, de estilo victoriano y hoy ocupada por una dependencia municipal del área social.

EN EL ANDÉN

- MOBILIARIO.- En el edificio de la última estación funciona la Escuela Superior de Educación Artística (Esea). En su interior aún permanecen las básculas para pesar encomiendas, los portavías libres, las máquinas expendedoras de boletos, algunos horarios y otros accesorios. Los muebles se encuentran en la dirección de cultura municipal.

- BOLETERIA.- “Aún se puede ver la obertura de la boletería en el ala izquierda´” contó Antonio Ramón “Pila” Zelarayán, de 79 años, con 38 años de ferroviario. (foto derecha)

- JAZMINES- Además de pan amasado, empanadillas y otros alimentos también se vendían jazmines en la estación” , explicó Zelarayán que reside en la calle San Martín.