Si alguien pensaba que tras el final de la tercera temporada ya no podría haber más violencia en la serie "Juego de Tronos", se equivocaba: la cuarta entrega regresa mañana a la televisión prometiendo más sangre y frío.

Pasadas tres temporadas, los millones de espectadores que ven en la cadena de pago HBO -y descargan de Internet- las cruentas intrigas familiares y luchas de poder en un mundo medieval fantástico ya saben a lo que se enfrentan: muerte constante de personajes, numerosos argumentos entrelazados, diálogos profundos, paisajes de ensueño, sangre y algo de sexo.

"Creo que a la gente le gusta la serie porque la gente responde cuando no la tratan como idiota. Es realmente una historia compleja, difícil de seguir y a la gente le gusta resolver ese puzzle", dijo el actor Kit Harington (alter ego de Jon Snow) en la revista "GQ" sobre la clave del éxito.

"Y esencialmente creo que les gusta porque es una historia buena y divertida, con sexo y violencia", agregó.

Sexo, violencia, pero también profundidad como desafío para el espectador y condición para el éxito. Nada nuevo para HBO, que no se caracteriza por productos "fáciles", como lo demostró por ejemplo con "The Wire", no tan masiva pero considerada como serie de culto.

Los creadores, David Benioff y D.B. Weiss, están siguiendo la saga de novelas "Canción de Hielo y Fuego" del estadounidense George R.R. Martin, que también participa en la adaptación a la pequeña pantalla.

"Por un lado, la serie sigue siendo densa, cargada con más personajes que cualquier otra", afirmó a la agencia dpa Myles McNutt, crítico televisivo y profesor de la Universidad de Wisconsin-Madison. "Pero al mismo tiempo, conozco mucha gente que no tiene conocimiento enciclopédico de los personajes ni de la mitología, pero que pese a ello, le gusta la serie". "La marca de una buena serie es que puede alimentar el compromiso del fan intenso, pero que a la vez puede ser disfrutada por aquellos menos comprometidos. Yo diría que 'Juego de Tronos' lo ha conseguido", afirmó McNutt.

El crítico no cree que a estas alturas de la serie y de la saga de libros de Martin, que espera poner punto y final con el séptimo tomo, ya nadie se asuste, sobre todo tras la "Boda Roja", con la que concluyó la tercera temporada.

"Fue un barómetro suficiente. Los que la siguen viendo no deberían sorprenderse ya por lo que venga en las próximas temporadas. Ya saben lo que hay", afirmó McNutt.

Pero Harington avisa. "La violencia empeora. Hay escenas y partes que son aún más oscuras. La gente puede con las cosas horribles, pero me pregunto cómo van a poder con algo que se hace más y más oscuro, que es constantemente pesimista", dijo sobre la cuarta temporada.

"Juego de Tronos" es fría hasta congelar el corazón del espectador. No se deja llevar por las normas habituales de la televisión, que siempre buscó crear empatía.

En ese sentido, la serie fantástica "maltrata" a sus seguidores haciendo desaparecer personajes constantemente. Si lo que busca es identificación y tomar cariño a una figura, "Juego de Tronos" no es la serie. "A estas alturas tiene sus propias normas y la audiencia debería ya conocerlas", apuntó McNutt.

La televisión, que vive una época dorada, apuesta ahora por la oscuridad, por el frío, por argumentos descarnados que hacen que el mundo real hasta parezca un lugar cálido y apacible. A "Juego de Tronos" le siguen en éxito el thriller policiaco "True Detective", también de HBO, y "House of Cards", el drama político de Netflix que muestra un desolador -por real- retrato de las intrigas de poder en Washington.

"La oscuridad no es lo que hace que 'Juego de Tronos' tenga éxito. Es un rasgo que a menudo ayuda a que se considere 'seria' a la televisión, pero 'Juego de Tronos' funciona porque su oscuridad tiene un propósito", comparó McNutt con "House of Cards".

"La 'Boda Roja' fue oscura, pero también trágica y eso también resuena en la serie emocionalmente", agregó el crítico antes de la cuarta temporada, en la que nadie está a salvo. Ya lo dice el lema: "Todos los hombres deben morir".