MADRID, España.-  Un estudio de la ONU filtrado a la prensa y cuyos enfoques principales coinciden con un reciente informe de la NASA, sostiene que si el cambio climático continúa la civilización se enfrentará a consecuencias difíciles de superar.

De acuerdo con un informe de la Organización Meteorológica Mundial, elaborado en Japón por más de 60 reputados expertos en el calentamiento global, el cambio climático le depara a la humanidad riesgos mucho más inmediatos y peligrosos de lo que se creía. 

 Según advierte el sitio RT, en un período de entre cuatro y ocho décadas el cambio del clima –cuyos impactos, como las sequías del norte de México o los fuertes huracanes del años pasado, ya se han hecho realidad– podría provocar problemas globales como hambrunas, enfermedades, sequías, inundaciones y guerras por el acceso a los recursos. 

Riesgos globales para la civilización 

Desigualdad social: Con un enfoque relativamente nuevo los científicos revelan que hay relación entre el aumento de la temperatura y la generalización de la pobreza. Así, sostienen, el crecimiento económico y la reducción de la pobreza se ralentizarán y los ingresos totales del mundo podrían disminuir.  

Aumento de la violencia: La falta de recursos naturales como el agua potable será un factor desestabilizador en las próximas décadas y, aunque no llevará a guerras abiertas, agudizará los conflictos ya existentes. 
 
Incremento de las enfermedades: Las seguías, la falta de alimentos, la pobreza y otros problemas potenciales debidos al aumento de la temperatura y el cambio climático podrían acelerar el desarrollo y la propagación de enfermedades crónicas e infecciones, lo que, junto con otros factores, daría un matiz apocalíptico a la civilización moderna. 

Hambre: Para el año 2050 los precios mundiales aumentarían entre un 3% y 84% debido a los cambios de temperatura y los patrones de lluvia, algo que sumado al posible empobrecimiento de significativa parte de la población provocaría hambrunas en diversas regiones del mundo. Cabe señalar que, solo durante la próxima década, la producción mundial de cereales se reduciría en un 2%, mientras que la demanda crecerá.