La historia amorosa de Nazarena Vélez puede contarse en tragedias. La muerte de su tercer marido, Fabián Rodríguez, es quizás el punto cúlmine de una línea de tiempo que encuentra sus hitos en momentos muy tristes, polémicos y, sobre todo, mediáticos. Antes de contraer matrimonio con el empresario, la actriz había transitado por relaciones tortuosas -según ella misma lo contaría-, que incluyeron engaños, maltratos físicos y psicológicos, acusaciones cruzadas y hasta alguna denuncia policial. En 2012, cuando se unió formalmente con Rodríguez, Vélez daba indicios de haber hallado al fin la tranquilidad. “Encontré a un compañero de vida, alguien que esté conmigo en las buenas y en las malas”, declaraba, sonriente. La antítesis de esa frase fue otra que publicó ayer en su Whatsapp, al enterarse de la noticia: “me morí con vos...”
El primer marido de Nazarena fue Alejandro Pucheta, papá de su hija, Bárbara. Muy poco ha trascendido de esta relación. Se sabe que eran vecinos en la localidad bonaerense de Quilmes, que se enamoraron de jóvenes y que se llevan bien hasta la actualidad; incluso, Pucheta había felicitado a Vélez cuando se enteró de que se casaría con Rodríguez.
El primer noviazgo mediático de la vedette fue el que mantuvo a mediados de los 90 con Hernán Caire, entonces conductor de “Pasión de sábado”. Se habían conocido en el set de ese programa y muy pronto la relación saltó a las revistas. Sin embargo, el corte fue escandaloso. Vélez declararía tiempo después que él la golpeaba y que incluso había llegado a apuntarle con un arma para obligarla a mantener relaciones sexuales.
“Fui una boluda que se dejó cagar a trompadas; o una enferma, tan enferma como él. La primera vez que me golpeó estábamos arriba del auto y lo hizo porque tenía un pantalón ajustado. Todo se basaba en los celos. Nunca lo hablé con mi familia, se me caía la cara de vergüenza. Tardé un año y medio en hacer la denuncia”, recordaría Vélez, 14 años después.
La siguiente incursión amorosa de Nazarena no tuvo mayor éxito. En 1999 se enamoró de Daniel Agostini y a los pocos meses se casaron en Carlos Paz. Al año siguiente nació Gonzalo, el segundo hijo de la actriz. Pero otra vez los celos fueron en contra de la relación: al cantante no le simpatizaban los desnudos que, cada vez con más frecuencia, ella hacía para las revistas, el teatro y la televisión. “La pareja no es lo único que me hace feliz. También necesito disfrutar de mi profesión, de mis hijos, de todo. La clave está en que tu marido te quiera acompañar”, se justificaba ella. Y, aparentemente, Agostini no estaba dispuesto a ello (se dijo además que él le había sido infiel). En 2006 se separaron en malos términos, al punto de que mantuvieron disputas por la tenencia de Gonzalo hasta el año pasado.
El último noviazgo explosivo de Nazarena antes de casarse con Rodríguez -papá de Thiago, su tercer hijo- fue el que mantuvo con el productor de espectáculos Luciano Garbellano. Una vez más, el abrupto fin llegó de la mano de acusaciones de uno y otro lado. Él la calificó de drogadicta -poco tiempo antes ella había admitido una adicción a las pastillas- y ella le respondió denunciándolo por maltratos y hasta tentativa de robo.
El matrimonio con Rodríguez parecía haberle cerrado la puerta a una vida sentimental tan agitada. Pero ahora Nazarena transita un nuevo duelo, tal vez el más duro de toda su historia.