Mediante una gestión formal de Comunicación Interna (CI), las empresas comparten los valores, la visión y los objetivos entre sus colaboradores. La CI contribuye, en buena parte, a que el personal esté alineado con la estrategia corporativa, y a que los equipos sean lo suficientemente efectivos para alcanzar con éxito los objetivos estratégicos. Por lo tanto, cuidar y gestionar la comunicación es esencial para la vida sana de las organizaciones.

El director de la consultora especializada Comunix, Marco Arru, señala que gran parte de los problemas en las entidades están relacionados con una mala o no planificada gestión de comunicación interna. “No resolver estas dificultades por falta de conocimiento, de análisis, de herramientas adecuadas o de abordaje profesional compromete a la organización y tendrá consecuencias en los resultados”, afirma.

El experto advierte que comunicar significa “compartir, poner en común ideas, sensaciones, opiniones y pensamientos”. “En la empresa, la comunicación ha adquirido un rol fundamental como elemento constructor y difusor de la cultura corporativa. La comunicación ayuda a las organizaciones a transmitir los valores intangibles sobre los que se asienta su identidad y su negocio, que son sus activos más preciados”, subraya.

De este modo, la comunicación formal proporciona coherencia e integración entre objetivos, planes y acciones. “Las compañías que le otorgan esa importancia estratégica se comunican internamente para motivar a sus colaboradores y para mantenerlos al tanto de los éxitos y de los fracasos, y para asegurarse que las metas son bien comprendidas por todos”, remarca.

Sin embargo, Arru aclara que, pese a todos los beneficios que aporta la CI, aún hay encontramos organizaciones que descuidan este aspecto, y que se niegan a invertir en algo que todavía interpretan como un gasto.

Ante este escenario, el director de Comunix afirma que una mala comunicación interna genera serios conflictos en las organizaciones. A continuación, detalla algunos de ellos:

• Desorientación y dificultades de alineamiento del personal con la estrategia corporativa. Esto provoca falta de compromiso.

• Dificultades en la circulación de información en los procesos internos de producción.

• Profusión del rumor y de una cultura basada en la “confidencialidad” y la desconfianza.

• Desprotección para desarrollar el talento en la organización, y para retener a las personas que sobresalen en su trabajo.

• Deterioro del clima laboral. Si no se escucha al personal, cualquier acción puede acabar en negatividad y rumores.

• Problemas de adaptación a cambios de funciones o a nuevas condiciones de trabajo.

• Complejidad en la toma de decisiones. Los incipientes espacios colaborativos en las nuevas empresas demandan una política que fortalezca la necesidad de relaciones entre equipos. Esto ayuda a responder al vertiginoso cambio de los mercados, de los clientes y de los usuarios.

• Falta de canales para reflejar las necesidades de los empleados. Se debe considerar la posibilidad de expresión de los colaboradores para que puedan canalizar opiniones y sugerencias que enriquezcan a la organización.