BUENOS AIRES.- En un cambio sustancial de su política exterior, el gobierno de Cristina Fernández enfrió en las últimas semanas su relación con Irán y, como contrapartida, estrechó los lazos con Israel, enemigo histórico del régimen de Teherán. Este zigzagueo en la estrategia diplomática del Gobierno tiene como telón de fondo la causa judicial por el atentado contra la AMIA.
Según confiaron a “La Nación”, fuentes diplomáticas, la Cancillería suspendió el diálogo ante la nula respuesta del gobierno de Hassan Rohani para avanzar con el memorándum de entendimiento. El canciller Héctor Timerman llegó a admitir que el diálogo con Irán está estancado. Esto significa que se cortaron los mensajes diplomáticos que, hasta diciembre, mantenían reservadamente ambos países.
Este clima de frialdad se pudo percibir el martes pasado, cuando el encargado de negocios de Irán en Buenos Aires, Ahmad Reza Kheirmand, ofreció en el Hotel Alvear un agasajo por el día nacional de su país: no hubo ni un solo funcionario del Gobierno. Apenas unos pocos diplomáticos de segunda línea de la Cancillería se acercaron al lugar.
En paralelo, la Argentina tendió nuevos puentes con Israel, que despejan el clima de tensión que hasta hace poco tiempo existía.
Hay varias muestras de que el vínculo ha mejorado sustancialmente. Entre otras señales, se prevén visitas de alto nivel político, habrá tareas de cooperación en materia de derechos humanos, un diálogo bilateral en asuntos jurídicos y una negociación para la compra de aviones militares israelíes.
“Hay muy buen clima con Israel; estamos mucho mejor que antes”, dijo un allegado al canciller. El parámetro “mejor que antes” que utilizó el diplomático tiene que ver con la tensión que hace un mes y medio se desató con Tel Aviv. Esto fue cuando el ex embajador de Israel en Buenos Aires, Itzhak Aviran afirmó que “la gran mayoría de los culpables (del atentado) ya está en el otro mundo”, y atribuyó esa acción a su Estado.
En ese entonces, el Gobierno exigió a Israel que entregue cualquier información que tenga sobre el ataque y Timerman calificó los dichos de Aviran de “una extrema gravedad”. Inmediatamente, la diplomacia de Tel Aviv hizo entender a la Argentina que las expresiones de Aviran corrieron a título personal y explicó que “están lejos del espíritu que impera en el gobierno israelí”. (lanacion.com.ar)