CARACAS, Venezuela.- Luego de ganar las elecciones presidenciales que se llevaron a cabo en Venezuela el pasado 14 de abril, Nicolás Maduro tiene derecho a vivir en la lujosa residencia presidencial de ese país, llamada La Casona. Pero Maduro aún no ha podido consumar lo que por ley le corresponde, porque sigue ocupada por las hijas de su antiguo inquilino, el fallecido presidente Hugo Chávez, pese a que este murió el 5 de marzo de 2013. Es más, hace tiempo que debía haber sido preparada para el nuevo jefe de estado y su familia.

Las hijas de Chávez, Rosa Virginia y María Gabriela, también conocidas como "las infantas", se aferran a la residencia como si fuera un legado que les dejó su padre en herencia, y no han mostrado ninguna intención de mudarse para que al fin puedan tomar posesión de la mansión Maduro y su mujer Cilia Flores.

Según informa el diario español ABC, los vecinos que viven en las inmediaciones de La Casona, las hijas de Chávez realizan numerosas fiestas en la residencia, a las que asisten muchos amigos. Además trascendió que cada vez que piden comida o contratan agencias de catering, Virginia y María Gabriela no pagan los servicios. Entonces ya no les toman los pedidos.

Rosa Virginia es la hija mayor de Chávez, está casada con el actual vicepresidente, Jorge Arreaza, y tienen dos hijos. Todos siguen viviendo en La Casona. María Gabriela, a fin de año, se mudó a una vivienda ubicada en Alta Florida pero, a las pocas semanas, volvió a la residencia presidencial.

La Casona fue construida en 1964 y forma parte del patrimonio histórico y cultural de Venezuela. Tiene ocho salones, una sala de cine privada, seis habitaciones principales y varias para huéspedes. También piscina y amplios jardines.