En el cine, los finales de las historias pueden tener características disímiles. Los más reconocibles son el final feliz hollywoodense, con el beso de los protagonistas en la última escena; el cierre con un giro inesperado, que deja al público atónito; o aquel final abierto, que genera entre los espectadores un debate de alternativas y de reflexiones. La película sobre el conflicto entre el Gobierno provincial y los vendedores ambulantes del microcentro de la capital tucumana tuvo, durante 2013, vericuetos de todo tipo. Estos vaivenes en la historia también dejaron a la vista del público las diferencias políticas entre el gobernador, José Alperovich, y el intendente de la capital, Domingo Amaya. Pese al fallo judicial de 2006 -en favor de la Federación Económica de Tucumán (FET)- que ordenó la erradicación de la venta informal, el final de esta historia aún no está escrito.

En noviembre de 2013, el Poder Ejecutivo y los ambulantes firmaron un acuerdo que dejó abierta la posibilidad de una solución definitiva, que podría ocurrir el 7 de enero, luego de Reyes. En esta fecha, los puesteros se comprometieron a abandonar el corazón comercial de la capital, luego de aprovechar las ventas de una fecha especialmente comercial. Como contrapartida, la Casa de Gobierno prometió gestionar y acondicionar un inmueble que funcionará como centro de compras, para albergar a 300 puesteros identificados por la filial local del Sindicato de Vendedores Ambulantes de la República Argentina (Sivara). Además, propuso refaccionar el predio del ex ferrocarril El Provincial, como alternativa para reubicarlos. En el medio del rodaje, el protagonista del film, el secretario general de la Gobernación, Oscar Bercovich, decidió dejar el set y la película no terminó de rodarse.

No hubo desalojo. Y el centro continuó tomado por los puesteros. “La tregua” fue el nombre propuesto para la película. Los cuentapropistas prometieron dejar el centro y el Poder Ejecutivo se comprometió a reubicarlos. Además, confirmó la asistencia económica para los vendedores durante un período de dos años.

Durante 2013, la película que protagonizaron las autoridades políticas y los ambulantes tuvo condimentos variados. Pero las escenas finales aún no se rodaron ¿Qué pasará en 2014? No se pierdan el desenlace.

Los géneros del film
- Una de acción.
En julio, la Municipalidad endureció los controles en el microcentro, con el propósito de hacer cumplir el fallo judicial de 2006. Inspectores de la Dirección de Tránsito y Vía Pública de la capital, apoyados por uniformados de la Policía, encabezaron los operativos. Ante la presencia de los agentes, que se ubicaron en puntos estratégicos para impedir la instalación de puestos, los ambulantes decidieron cortar calles. La protesta convirtió el microcentro en un set de rodaje de un filme de acción.

- De romántica, nada. Con negociaciones estancadas y con un conflicto sin resolución, se vislumbraron las diferencias políticas entre Alperovich y Amaya. “Es un problema del intendente de la capital”, había expresado el gobernador. “Efectivamente es un problema nuestro, es un problema legal y de conciencia social, porque nosotros pregonamos que es una actividad ilegal”, había contestado el intendente.

- La tragicomedia. A principios de noviembre, el gobernador decidió intervenir en el conflicto. “Vamos a trabajar para sacar a los ambulantes del centro”, había afirmado. El enfrentamiento por el magro resultado que el alperovichismo obtuvo en la capital, en las elecciones de octubre, impulsó al mandatario. Así, encargó a Bercovich que convocara a los cuentapropistas a la Casa de Gobierno. Aunque sin representantes municipales. Una tragicomedia.