El primer gran paso del ítalo santiagueño Guillermo Renzi hacia la organización de una de las más grandes empresas cinematográficas del NOA, fue la creación de la primera distribuidora de películas para toda la región: la North Argentina Films.
La empresa se fundó en 1926 y se instaló en San Miguel de Tucumán, en un local alquilado de calle 24 de Septiembre al 400. La compañía contrataba en Buenos Aires -para la región noroeste en exclusividad y a precio fijo-, casi todas las películas que ingresaban al país. Eso le permitió programar sus propias salas y tomar otras en explotación.
De Santiago a Tucumán
Por entonces, el “zar de la cinematografía del NOA” ya había pasado de las entrañas del área urbana santiagueña -con el Petit Palais (1914)- a la avenida Besares, de la ciudad de La Banda (Santiago del Estero), con el biógrafo y luego cine Renzi (1916) para retornar a la “Madre de Ciudades” e instalar en el barrio norte, el Teatro Renzi (1917) y, más tarde, en el barrio oeste, el Sumaj Huasi.
Al abrir la North se entera que, aquí en la capital tucumana, los cines Majestic (de Emilio Caporaletti, desde 1924) y Gran Splendid (de la empresa Casanova y Tortajada, inaugurados en 1912 por Manuel Graña) y 1923 (Tortajada, Arnau, Amorós y Casanova), respectivamente, estaban en dura competencia. Renzi llegó entonces a un acuerdo con el propietario de la sala de 24 de Septiembre 666 y a través de B.O. Quadrelli & Cía -la inmobiliaria que había creado con su primera esposa- compró el local y lo convirtió en una majestuosa sala palacio y en el cine más aristocrático de la capital tucumana de aquella época.
La expansión
Enrique Billoni, autor de un libro sobre la historia del séptimo arte en la región, cuenta que como la distribuidora disponía de un tremendo stock de películas, comenzó a rentar otras salas como Politeama Argentino (9 de Julio y Las Piedras), Capitol (Monteagudo 250), Valentino (Santiago 1.022), Esmeralda (Muñecas 248), Belgrano (24 de Septiembre 1062), Moderno (9 de Julio 79), Broadway (Santiago 840) y 9 de Julio (avenida Juan B. Justo 1.089), entre otras.
En el interior de nuestra provincia también alquiló el Edison, de Famaillá; la Sociedad Española (San Martín), de Concepción; Gardel, de Aguilares; Alberdi, de la entonces Villa Alberdi (hoy ciudad Juan Bautista Alberdi); Avenida, de Tafí Viejo, y Marconi, de Monteros.
Pero el avance del negocio cinematográfico se amplió a Salta con las salas cine teatro Güemes -adquirido por B.O. Quadrelli & Cía-, Alberdi, Balcarce y Florida, en la capital de “La Linda”); Avellaneda, de Metán; Güemes, de Tartagal; y Orán, de San Ramón de la Nueva Orán. En Jujuy: Select y Marconi, de la capital jujeña, y El Mundo, de San Pedro. En Catamarca: Ideal (Sociedad Italiana) y Mayo. En La Rioja, alquiló el cine Monumental, del cual luego compró una tercera parte a los propietarios.
Aparece el “Zar”
En octubre de 1934, la North Argentina Films y la empresa Guillermo Renzi absorben a la firma Casanova y Tortajadas y constituyen la Compañía Cinematográfica del Norte Sociedad Anónima (CNSA). Renzi asume la presidencia del directorio y Luis Casanova, la vicepresidencia. Pero un par de años después el matrimonio Renzi-Quadrelli compra las acciones de Casanova y el doctor Antonio Castiglione pasa a ocupar la vicepresidencia.
El flamante emprendimiento pasa a explotar el Gran Splendid tucumano y su homónimo santiagueño y se convierte en dueño de todo el negocio de exhibición y distribución del noroeste, prácticamente sin competencia alguna. A partir de allí comienza a denominarse a Guillermo Renzi “el zar del negocio cinematográfico del norte”.
Más crecimiento
CNSA, a través de B.O. Quadrelli -que mantiene al matrimonio Renzi-Quadrelli, como únicos dueños- compró un local en Frías (Santiago del Estero) e inauguró el cine Metropol. En La Quiaca, Jujuy, en un local alquilado, instaló el Argentino.
También don Guillermo se sumó al directorio del diario El Liberal, cuando, en 1928, la editorial propietaria se transformó en una sociedad anónima. Un año después, el 15 de febrero de 1929, los Castiglione adquieren el mayor paquete accionario al fundador Juan Figueroa.
A partir de 1937, las empresas asociadas a la norteamericana Motion Pictures: Metro, Universal, Paramount, Twenty Century Fox, Artistas Unidos, Warnes Bross. RKO, Allied Artist y Republic, entre otras, comenzaron a presionar para exhibir sus películas a porcentaje. Pero a pesar de la resistencia de CNSA, varias de estas firmas norteamericanas comenzaron a instalar sucursales en Tucumán y centros de distribución en todo el NOA. No obstante, le continuaron vendiendo a CNSA a precio fijo. Claro está que únicamente para su circuito de salas. A excepción de alguna que otra superproducción, que se proyectaba a porcentaje.
Acierto y desatino
A raíz de esta tendencia la Cinematográfica del Norte decidió intensificar la compra a precio fijo de películas independientes, pero prioritariamente nacionales. Eran las preferidas de las salas de barrio, de pueblos y de ciudades del interior. Aunque al salir la ley de protección al cine argentino, ya empezaron a comercializarse a porcentaje, y su exhibición se convirtió en obligatoria. En 1943 la ley también establecía la obligatoriedad en la proyección de noticiarios nacionales. Sucesos Argentinos y Panamericanos fueron los más difundidos y, mucho después, se editó Emelco.
Entre 1939 y 1941, a raíz del éxito de la comercialización en el NOA -tanto de las películas nacionales como independientes-, Renzi expandió su negocio hacia Córdoba, Rosario, parte del sur de Santa Fe y el norte de la provincia de Buenos Aires. Para ello firmó contratos de compra de filmes bajo las mismas condiciones que lo hacía para el NOA. Pero la iniciativa le costó la pérdida de los dos tercios del patrimonio que había conseguido con tanta pasión, esfuerzo y sacrificio.
Como no había consultado ese paso con sus colaboradores más íntimos, al enterarse trataron de persuadirlo para que deshiciera el convenio. Pero, lamentablemente Renzi, que creía más en la palabra empeñada que en la letra fría de un papel firmado, continuó con el proyecto. Después se percató que en esos lugares no disponía de salas propias o asociadas para programar el material contratado a precio fijo. Tampoco contaba con personal de confianza como en el noroeste. Asimismo no había pensado que los principales empresarios exhibidores serían sus enemigos, debido a los pactos que habían efectuado con sellos norteamericanos o por celos comerciales.
Nuevo comienzo
En poco tiempo, el yerro de esta estrategia comercial puso en jaque a la CNSA. Renzi se negó a llamar a convocatoria de acreedores. “Era un hombre orgulloso, digno y no sólo acostumbrado a pagar sus deudas sino también a cumplir con los compromisos contraídos”, sostuvo su amigo Billoni.
La Compañía Cinematográfica del Norte S.A. fue saneada pero a costa de que el paquete accionario se dividiera en tres partes iguales de 33,33 %. Una para el matrimonio Renzi, otra para el doctor Joaquín Lautaret y su esposa María Rosa Tanoira y la restante para Pablo César Cavallo. Estos dos últimos eran miembros de la firma Lautaret y Cavallo. Sin embargo don Guillermo conservó la presidencia del directorio de CNSA.
Se disolvió B.O. Quadrelli & Cía y se creó la Sociedad Inmobiliaria del Norte S.R.L. (Siden), de la cual tanto Cavallo como Lautaret y Renzi eran gerentes.
La Cinematográfica adquirió nuevos bríos. El Majestic, el Gran Splendid y el Capitol, que por entonces era arrendado al doctor Peña Guzmán, fueron sus salas de estrenos. El 18 de agosto de 1944 inaguraron el cine 25 de Mayo, en el 236 de la calle homónima. El mismo día abrió el Opera, a la par, que era de Lidó y Cía, que lo vendió a la Metro y le cambió el nombre y CNSA lo compró a mediados de la década del 70.