La enorme felicidad por haber logrado construir su casa se empañó el domingo a la madrugada, cuando descubrió que ladrones habían ingresado durante la noche. Tomás Viejobueno, su esposa y sus hijos de dos y cuatro años habían asistido al casamiento de un pariente el sábado a la noche. Los delincuentes aprovecharon la ausencia de la familia para entrar.
Tomás relata la triste experiencia mientras recorre con la mirada varias publicaciones de octubre de 2012 que guarda en una carpeta. "Fui el primer plan Procrear de Tucumán, viajé a Buenos Aires el año pasado y me lo entregó la presidenta (Cristina Fernández de Kirchner)", recuerda. En aquel momento, el empleado bancario llevaba cuatro años con un terreno baldío en Sarmiento al 1.100 (Yerba Buena) pues no contaba con los recursos para edificar.
Ahora reflexiona: "es una incongruencia porque sentí una enorme felicidad al poder hacer la casa pero hoy no puedo vivir tranquilo. Siento una impotencia muy grande porque tampoco puedo vivir armado, acá tengo dos chicos y gracias a Dios no estábamos cuando pasó esto".
La semana pasada Tomás había estado averiguando precios para instalar una alarma. Pero los ladrones se adelantaron. Con una barreta, destrozaron la puerta de madera maciza por la que se ingresa a la vivienda. También rompieron la cerradura de una segunda puerta, ubicada al costado. El hombre tuvo que pagar alrededor de $ 500 para reponerlas.
"Es una inseguridad que no se puede creer, a un vecino ya le entraron con pistola y a mi papá, que vive al lado, le robaron el año pasado tres tipos armados", cuenta Tomás, indignado.
El botín
La familia Viejobueno no tenía demasiados objetos de valor, para la decepción de los ladrones. "Nos mudamos hace casi cinco meses y recién nos estamos acomodando, todavía no terminé de pintar, estoy pagando el crédito y en este momento no tengo un mango", explica Tomás.
Por eso, los delincuentes apenas encontraron $ 2.000 en la billetera de la esposa de Tomás, quien está iniciando un emprendimiento de venta de almohadones y había cobrado ese dinero. También se llevaron electrodomésticos pequeños, medallas de plata de los chicos y todos los cuchillos de la cocina. "Ellos buscaban plata, revolvieron toda la casa", menciona la víctima.
A partir de esta experiencia, Tomás comienza a pensar en nuevas refacciones como enrejar la puerta de entrada, instalar un sistema de alarmas y adoptar algunos perros. "Ahora desconfío de todo el mundo", agrega.