“En la política, subestimar es un pecado mortal. Y (José) Alperovich nos subestimó. En lo personal, nos subestimó mucho". Esa es la primera reflexión del senador José Cano acerca del resultado de las elecciones parlamentarias nacionales de ayer, en que el Acuerdo Cívico y Social consagró dos diputados y, en consecuencia, le arrebató al Frente para la Victoria una de las tres bancas que renovaba.

"Haber conseguido más de 300.000 votos es un proceso de construcción política. En 2007 teníamos un intendente (en Simoca) y, en la capital, un legislador y un concejal. Desde entonces, hemos logrado amalgamar un acuerdo cuyo núcleo es muy fuerte: es indestructible. Y eso fue tan positivo que hemos conseguido este resultado luego de enfrentar a 93 delegados comunales, a 18 intendencias, a 18 concejos deliberantes y a todo el aparato del Gobierno provincial. Una estructura monstruosa de un oficialismo que juega sin escrúpulo. Los tucumanos nos llaman a ser alternativa de Gobierno. Y ser alternativa es ser distinto", asegura el opositor.

LA GACETA lo consultó acerca de los insistentes rumores que atraviesan la escena política desde hace tiempo y que refieren a la posibilidad de un acuerdo con el espacio del intendente capitalino, Domingo Amaya. "Jamás tuve ninguna conversación con Amaya referida a construir un proyecto político", manifiesta, tajantemente. Pero si bien no deja de marcar diferencias con el jefe municipal de San Miguel de Tucumán, Cano deja abiertas las puertas para el diálogo. "Dialogar es para el Acuerdo Cívico y Social una prioridad y lo haremos con todos los sectores", manifiesta durante la entrevista, cuyo texto completo podrá leerse en la edición de mañana de LA GACETA.

"La gente está harta de la corrupción", sostiene el jefe del bloque de senadores de la UCR. Al respecto, este diario le plantea que la encuestas que LA GACETA encargó a Poliarquía, y cuyas proyecciones fueron confirmadas en las urnas, mostraban que la corrupción, precisamente, no estaba entre las principales preocupaciones del electorado. Si lo estaban la inseguridad, el desempleo y la inflación.

¿Eso castigó el electorado?, se le pregunta. "Entiendo que la gente castigó la falta de sensatez del Gobierno y la mentira oficial. El tucumano sale a la esquina y le roban, pero la Casa de Gobierno hace publicidad en Canal 10 entregando patrulleros y uniformes, como si eso solo fuera a solucionar la inseguridad. Sufre porque su hijo no tiene trabajo, pero Alperovich dice que la desocupación es del 5%. Va al supermercado, gasta más, pero compra menos, y el Gobierno anuncia que la inflación es del 0,8%. Y, además, tienen el descaro de traerlo a Florencio Randazzo (ministro del Interior y Transporte de la Nación) a mentir que están recuperando los talleres ferroviarios... Eso castigaron los tucumanos. Porque una cosa es que el Gobierno admita el proceso inflacionario y le dé pelea, y que la gente vea que se están haciendo cargo, y otra es que los tucumanos vivan en una realidad y el gobernante le diga que en realidad viva en otra. Eso hace el kirchnerismo. Y eso repudió el pueblo".