"Ahora estoy tranquilo porque logré lo que me había propuesto", aclara Sergio Daniel Décima al hablar sobre el ascenso que consiguió con San Antonio de Ranchillos. "En marzo había asumido una gran responsabilidad y logramos que un gigante vuelva a Primera", agrega el técnico, acompañado por un gran suspiro de alivio.

Extraño es el caso del "Lobo", como es conocido en el ambiente. Con apenas 45 años, el entrenador, con orgullo, muestra las cuatro estrellas que va acumulando en siete temporadas. Logró dar la vuelta olímpica con Sportivo Guzmán (1) -en este caso siendo ayudante de campo de Enrique Chamorro-, con Amalia (2), perdió dos finales de Primera liguista consecutivas, con Deportivo Aguilares y Jorge Newbery, y ahora logró un ascenso. "Es mucho, pero a todos los logros los consiguió haciendo un gran sacrificio y dirigiendo a grupos integrados por grandes jugadores y mejores personas", explica mientras está atento al ir y venir de sus hijos Lucas (10 años), Leo (8) y Guadalupe (6).

Décima asumió en el cargo cuando se silenciaron los ruidos del carnaval en Ranchillos. "Fue una experiencia muy importante. Ayudó muchísimo que toda la comisión directiva estuviera detrás del equipo. Nunca nos faltó absolutamente nada. Teníamos material de trabajo, los jugadores estaban bien, no había problemas para encontrar lugares donde entrenarnos ni apuros para conseguir micros para viajar. Fue un lujo", reconoce el entrenador, que también tiene experiencia dirigiendo en el Torneo del Interior y en el Argentino B.

Cuenta el "Lobo" que el fútbol de ascenso es un mundo aparte. "Lo primero que descubrí es que el equipo (San Antonio) se entrenaba solo dos veces por semana y hubo que hacer todo un trabajo para que practique todos los días. No fue sencillo que los jugadores se adaptaran a ese ritmo, pero lo terminaron consiguiendo", explica. "En esta competencia, cuando jugás de visitante te hacen sentir en serio la diferencia. En León Rougés vivimos un clima tan hostil que me dejó helado. Pero ya está, se alcanzó el objetivo porque los chicos entendieron el mensaje que les había transmitido y la siguieron peleando hasta la última fecha. Ahora no tengo dudas que por lo que hicieron Concepción FC y San Antonio, esto torneo cambiará", reconoce.

El "Lobo" respira aliviado cuando ve aparecer la figura de su hermana Anita -como él la llama- para que asuma el rol de tía y se lleve a pasear a los chicos. El silencio se apodera de la escena y el DT comienza a recordar los momentos amargos de su vida que, paradójicamente, se fueron dando a la par de sus éxitos.

Desde que nació Lucas el técnico va y viene de un lado a otro para que lo traten de sus problemas auditivos. Hace dos años, después de una larga enfermedad, falleció su esposa, Fátima Herrera. Y hace pocos meses, justo cuando todo marchaba bien con San Antonio, pierde a su madre, Francisca. "Fueron golpes duros a los que les tuve que poner el pecho y seguir adelante. No me quedaba otra y por ellas siempre tuve que redoblar los esfuerzos", confía.

Décima, además de estar atento a lo que ocurre en el mundo del fútbol, tiene otro partido para jugar y equipo para dirigir. Él es quien se encarga de llevar y traer a los chicos del colegio durante la mañana y, después de entrenar, a controlar las tareas y a prepararlos para el otro día. "Es una situación durísima, pero es lo que le prometí a mi mujer cuando murió. Los chicos van estudiar y, por sobre todas las cosas, serán educados para que puedan triunfar en el futuro. Por supuesto que no es fácil, pero por suerte cuento con la ayuda de mi suegro, Miguel, mi cuñada y de mis hermanos. Me facilita un montón las cosas al cuidarme los chicos cuando estoy trabajando", agradece el "Lobo", que tampoco se olvida de su hijo Sergio (18), que vive en Ecuador y que a la distancia sigue la carrera de su papá.

El entrenador le informa a LG Deportiva que los directivos de San Antonio ya le ofrecieron renovar el contrato. "Es muy buena gente y es un honor que sigan confiando en mí. Pero ahora quiero disfrutar de esto y analizar el futuro. Se que pueden aparecer otras propuestas, las analizaré a todas y ahí decidiré", se disculpa.

Décima muestra tres facetas diferentes. En el mano a mano, es sereno y cauto. Con sus hijos, es firme; con solo una mirada los controla. Pero a la hora de hablar de fútbol se transforma en el "Lobo" que todos conocen. "Con mucha humildad digo que sueño dirigir a los grandes de la provincia. Se que tengo condiciones, como cualquier otro entrenador tucumano, de ocupar el cargo en Atlético o de San Martín. Estamos capacitados para hacerlo y sé que tarde o temprano llegará la oportunidad".

El entrenador pone en la mesa nombres como Antonio Apud, Raúl Aredez, Hugo Corbalán, Salvador Mónaco y Daniel Hernández, ex futbolistas que ya tienen una dilatada trayectoria como técnico en esta y otras provincias. "No hay que olvidarse que los cinco equipos de la provincia que juegan en el Argentino B están siendo dirigidos por tucumanos. Ya llegará el momento que nos permitan los grandes (San Martín y Atlético) mostrar nuestras cualidades. Estamos capacitados para hacerlo tranquilamente", concluye.