"A Lucas lo conocí a través de mi abuela, Pepita Córdoba de Ramasco Padilla. Ella lo recordaba en cada encuentro familiar, nos hablaba de su lucha por sus ideales, nos contaba anécdotas, siempre remarcando que fue un hombre que predicó con el ejemplo. Para nosotros es un orgullo pertenecer a esta familia y que a él se lo recuerde de esta manera", dijo Ruth Hynes O'Connor de Ramasco Padilla y con esas palabras rompió el hielo en el sencillo homenaje por los 100 años de la muerte de Lucas Córdoba.

A los pies del monumental mausoleo que se levantó en el Cementerio del Oeste en 1922 en honor al militar y político que gobernó durante dos períodos Tucumán, descendientes de su familia, autoridades municipales y miembros de la Junta de Estudios Históricos de Tucumán -organizadora del acto- ofrendaron algunas palabras al prócer fallecido en Quilino, Córdoba, el 29 de julio de 1913.

"No me detendré en el detalle de los datos biográficos de don Lucas. Creo que todos los tucumanos los conocen, en sus líneas generales. Y si no los conocen, debieran conocerlos. Sería provechoso para la ciudadanía repasar una vida tan rica y tan sobrada en méritos", señaló el historiador Carlos Páez de la Torre al comenzar su discurso, en el que destacó la incansable labor de Córdoba en su cargos públicos. "Jamás persiguió la fortuna y vivió, hasta el último día de su existencia, rodeado por esa dignidad de la pobreza que hace admirable al hombre público", continuó.

Tras sus palabras, cuatro asistentes acercaron una corona de flores al mausoleo del homenajeado. Quienes lo hicieron fueron Jorge Bravo Córdoba y Hortensia García Bravo Córdoba, bisnietos de Lucas); la historiadora Teresa Piossek; y Susana Montaldo, secretaria de Políticas Culturales de la Municipalidad, quien destacó que el arreglo floral fue un aporte de la administración capitalina.

"La figura de Lucas Córdoba es algo básico para toda época y lugar. Todo lo que hizo lo realizó con eficiencia, entregando todo de sí, y con una austeridad ejemplar", completó Piossek, y luego de unos aplausos, se dio por finalizado el acto.