Una prolongada enfermedad soportada con cristiano estoicismo, puso fin a la vida del señor Guillermo García Hamilton, a los 61 años. La triste noticia fue recibida con profunda pena en amplios círculos de la comunidad, y especialmente entre quienes hacemos LA GACETA.

En el edificio de la calle Mendoza, para todos era familiar, desde hacía muchos años, su atractiva personalidad, con ese marco característico de simpatía y de buen humor. Y a pesar del largo tiempo que llevaba sometido a tratamientos en Buenos Aires, guardábamos siempre la esperanza de una recuperación que lo trajese de vuelta a los suyos y a esa tarea cotidiana que desempeñaba con tanta eficacia y tanta dedicación.

Guillermo García Hamilton había nacido en Tucumán el 23 de octubre de 1951. Era uno de los diez hijos de don Enrique García Hamilton y doña Lucía Elena Aráoz, y por lo tanto nieto del fundador de LA GACETA, don Alberto García Hamilton. El armonioso hogar de sus padres le suministró vívidos ejemplos del sentido de familia y de la solidaridad hacia el semejante. Y, desde niño, puso en su casa un expresivo caudal de alegría de vivir.

A poco de concluir el bachillerato en el Colegio Sagrado Corazón, ingresó a la empresa de su familia. En los cargos directivos que allí se le confiaron, supo manifestar su fuerte sentido de la responsabilidad y su notoria ética personal.

Fue miembro del directorio de LA GACETA y actualmente ejercía su vicepresidencia, además de las funciones -que desempeñó hasta el fin de su vida- de jefe del Departamento de Compras de la empresa.

Fue designado asimismo vocal de la Asociación de Diarios del Interior de la Argentina, y fue miembro fundador de la Asociación de Marketing y de la Asociación Comercial y Marketing de Diarios Latinoamericanos, entre otras instituciones. Se preocupó por formarse en sus tareas, concurriendo a numerosos seminarios sobre técnicas empresariales del periodismo y sobre calidad del servicio, así como asistió a foros nacionales e internacionales sobre marketing de diarios.

Mostró también sus cabales condiciones de empresario en el directorio de Samia S.A., y en los de firmas agropecuarias como Lufina S.A. y Gebal S.A. Entre los emprendimientos importantes que encaró, estuvo el Paseo Las Palmeras, en el casco viejo de Yerba Buena.

Una parte muy significativa de la vida de Guillermo García Hamilton estuvo marcada por una intensa dedicación a las disciplinas deportivas. De niño practicó el atletismo y fue un veloz wing de rugby desde comienzos de la década del 70, así como futbolista siempre.

Alentó una poderosa pasión por el karting, rubro en el cual llegó a ser una figura ampliamente conocida por los aficionados tucumanos y ganadora de numerosos campeonatos, además de activo dirigente de ese deporte. Posteriormente, desde 2008 se dedicó al automovilismo, obteniendo sonados triunfos en la clase N-6 del Rally provincial. Hace tres años, en septiembre de 2010, tuvo la satisfacción de consagrarse campeón en su categoría.

Con Eugenia Paz formó un cristiano hogar, que alegrarían cinco hijos y luego los nietos. Acostumbrado siempre a mirar el costado amable de la vida, Guillermo García Hamilton desplegó, entre sus muchos amigos, sus nobles condiciones humanas, su capacidad de comprensión, y la inveterada inclinación bondadosa de su corazón. Así habrán de recordarlo todos los que lo conocieron.

Sus restos serán velados hoy a partir de las 8 en Empresa Flores y a mediodía serán trasladados al cementerio San Agustín, donde a las 12.30 se realizará una misa de cuerpo presente.