A la salida del colegio, cuando tenían hora libre o cuando se "hacían la yuta". En cualquier momento podía verse el ingreso de adolescentes a una casa ubicada en Córdoba 1.042. Allí funcionaba un prostíbulo que fue allanado la semana pasada por la Policía, y cuyos clientes más frecuentes eran alumnos de escuelas secundarias.

La investigación se había iniciado a principios de abril, luego de una denuncia que llegó a la Policía. La fiscala de Instrucción Adriana Reinoso Cuello dispuso que la división Trata de Personas realizara una investigación para corroborar la veracidad de lo denunciado, antes de ordenar el allanamiento.

Personal a cargo del comisario Julio Fernández y del oficial Gustavo Soria realizó una vigilancia secreta en los alrededores de la casa y lograron determinar que allí funcionaba un prostíbulo.

Por poco dinero

Fuentes de la investigación comentaron que eran al menos tres las mujeres que se encontraban en situación de prostitución. Los más asiduos eran los alumnos de colegios cercanos y, según habrían averiguado, los "pases" (como se denomina cada vez que una persona mantiene relaciones a cambio de dinero) se hacían por un pequeño monto de dinero, cuya cifra rondaba los $ 30 para los menores.

Con todos esos datos, el miércoles se realizó el allanamiento. Acompañados por profesionales de la fundación María de los Ángeles, los policías de la división Trata de Personas ingresaron al domicilio, y encontraron a una mujer de 25 años en situación de prostitución.

Además, según manifestaron las fuentes consultadas, las otras dos mujeres que suelen trabajar en el lugar estaban en la vereda cuando llegaron los policías, y se retiraron raudamente.

Los psicólogos y trabajadores sociales de la fundación asistieron a la joven. En la casa había varias habitaciones que estaban preparadas para los "pases". Además, encontraron gran cantidad de preservativos y dinero en efectivo. Entre los elementos secuestrados también se encuentra una máquina para detectar billetes falsos.

Otro de los datos que llamó la atención de los policías fue la gran cantidad de jabones que hallaron en el lugar, lo que corroboraría una de las versiones que les había llegado durante la investigación: las mujeres obligaban a los clientes a bañarse antes de realizar un "pase".

Una de las habitaciones tenía en una esquina un altar con las imágenes de "San Jorge", "San La Muerte" y otras deidades. También había colillas de cigarrillos, una botella con whisky y otros elementos utilizados para la veneración de estas figuras.

La fiscala tratará de determinar ahora quién es el propietario o quién alquilaba esa vivienda, con el fin de identificar a la persona que cumplía el rol de proxeneta.