Fue difícil establecer contacto con tucumanos que viven en La Plata. Los celulares no funcionaban y por los teléfonos fijos la comunicación se entrecortaba. María Victoria Medinaestudia Derecho. Vive con su familia en avenida 44, entre 5 y 6, en pleno centro de la ciudad, en un piso 13, a unas ocho cuadras de la Catedral. Allí no sufrieron directamente la inundación.

"El martes había ido a estudiar en Berisso y tuvieron que buscarme mis padres porque no había colectivos -recuerda-. Por suerte pudimos llegar bien a casa; el agua llegaba a la mitad de la puerta del auto. Ya no había luz. La gente pedía que los vehículos no circularan porque se iban a estancar y porque las olas que provocaban hacían que entrara más agua dentro de las casas y a los halls de los edificios".

"Desde entonces el colapso es total. Desde el martes estamos incomunicados; no tenemos luz, agua, cable ni Internet. A los autos los levantaba el agua como si no pesaran nada. No hay tránsito en el centro; no circula nadie porque no se puede. Todo el tiempo se escuchan sirenas de bomberos, Policía o Defensa Civil buscando rescatar a personas. Pero el agua demora en bajar".

Desesperante
"Esto es desesperante. Se ven muchos autos con cuerpos adentro, y sólo se sabrá la cantidad de víctimas cuando baje el agua definitivamente. Los vecinos comentan, por ejemplo, que hay un grupo de rugbiers al que no pueden encontrar, -comentó Mónica Rodríguez, madre de María Victoria, que es profesora de Geografía-. La gente ya no reniega; simplemente camina por las calles descalza y abrazada, con bolsas de ropa seca. Esquivan las heladeras que aún flotan en el agua. Todos los negocios quedaron tapados de agua. Nunca vi tanta gente con lágrimas en los ojos, y desencajados por la tristeza".

"El martes caminé 15 cuadras para llegar a la Escuela de Formación Técnica N° 1 porque no había servicio de transporte -relata-. Me encontré con el establecimiento totalmente inundado y con las clases suspendidas. Había chicos de Tolosa y de Villa Elisa, los lugares más castigados, en ojotas y mojados. Los padres prefirieron mandarlos al colegio en vez de que se quedaran bajo el agua. La escuela está a 20 cuadras de la Gobernación. El olor a podrido es insoportable".

"El único ruido que se escucha en toda la ciudad es de las sirenas y de los helicópteros que sobrevuelan la zona de desastre".

De Tacuaritos a Tolosa
"En mi casa entró agua, y desde el martes no tenemos luz ni agua, pero no es nada grave. Nosotros estamos bien; vivimos en Tacuaritos, cerca de la estación provincial", cuenta Gisella Magri. "El problema es que en las zonas afectadas hay muchos muertos y desaparecidos. Mi hermano es médico; contó que al hospital llegan niños sin parientes, hay mucha confusión, gente perdida, fallecidos sin identificar; es muy grave. No estamos preparados, no hay ningún tipo de política preventiva, y las obras no se hacen", se quejó. "Vinimos a Tolosa a ver al tío abuelo de mi novio (de más de 80 años) y a él debieron rescatarlo en un bote -relata-. Está bien, porque le salvaron la vida los vecinos. Todo fue tremendo y ocurrió en cosa de horas. La verdad es que la gente se involucró y se ayuda mucho".

Su novio, Diego Ferronato, cuenta: "en este momento estoy viendo la marca a donde llegó el agua dentro de la casa de mi tío: 1,80 m. La tormenta furiosa empezó el martes a la tarde, y no paró hasta las 3 de la madrugada del miércoles. A mi tío lo sacaron en un bote, junto con su hijo. Por desgracia el bote se dio vuelta, y tuvieron que agarrarse a la rama de un árbol para que no se los llevara la correntada, como si fuera un río bravo, hasta que volvieron, más tarde, a rescatarlos. Anímicamente mi tío está destrozado porque perdió todo, pero está sano. Venís acá y parece que hubiera estallado una bomba atómica".

FRANCISCO
El papa expresó su solidaridad con los damnificados por las inundaciones

El papa Francisco envió un mensaje de solidaridad para con el pueblo argentino ante la catástrofe devenida por el temporal que se abatió sobre Buenos Aires. Desde el portal de noticias vaticano, el Sumo Pontífice manifestó: "un pésame sincero a los familiares de las víctimas de las recientes inundaciones en Argentina". "Algunos de nosotros tenemos familiares que han vivido situaciones similares y sabemos lo difícil que es perder un familiar, la casa, los recuerdos de toda una vida, los frutos de años de trabajo; y luego comenzar casi de cero", sostuvo.

La cifra de muertos no deja de crecer

Un desastre climático en el marco de una ineficaz política de previsión dejó decenas muertos (46 ayer alrededor de las 20), cientos de desaparecidos, más de 2.000 evacuados y una estela de destrucción en la ciudad de La Plata y sus alrededores.

La tormenta, una de las más fuertes registradas en la zona, había dejado el martes al menos siete muertos en su paso por la Ciudad de Buenos Aires.

"La situación es gravísima; quiero informar a la población que un diluvio intenso ha generado que la gente quede atrapada fatalmente en autos, en las calles, y que algunos murieran electrocutados", resumió el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli.

De acuerdo con cifras oficiales del Servicio Meteorológico Nacional, 181 milímetros se registraron en el aeropuerto de la capital bonaerense hasta la mañana de ayer. Sin embargo, la cifra varía de acuerdo con la zona de la medición, ya que en algunos puntos se registraron hasta 300 milímetros de lluvia.

"Es un desastre climatológico único en la historia de la ciudad de La Plata", expresó el ministro de Justicia y Seguridad del distrito, Ricardo Casal.

Decenas de habitantes debieron permanecer por horas en los techos de sus casas a la espera de ser rescatados, mientras el agua arrastraba los vehículos que encontraba a su paso. "La tarea más dura fue cuando el agua llegó a niveles muy altos y no hubo posibilidad de sobrevolar ni tener auxilio aéreo", explicó Casal,. Especificó que más de 2.000 personas fueron evacuadas. Al cierre de esta edición, 33 establecimientos esperaban albergar a evacuados en la ciudad. Para anoche se anunciaba un alerta meteorológico con lluvias de entre 80 y 100 milímetros en la provincia de Buenos Aires.

"Sé lo que es perder todo", dijo Cristina

La presidenta Cristina Fernández visitó La Plata y se interiorizó sobre los daños que causó el fenómeno climático. Recorrió las calles de una de las zonas más afectadas por las inundaciones y se reunió con el gobernador, Daniel Scioli, y con parte de su gabinete de trabajo. Cristina recorrió el barrio de Tolosa, donde ella se crió. Allí dialogó con un grupo de vecinos damnificados por las inundaciones.

La acompañaron los secretarios de Seguridad, SergioBerni, y de Comunicación Pública, AlfredoScoccimarro, y el diputado de La Cámpora, AndrésLarroque. Luego mantuvo una reunión privada con el gobernador bonaerense. Dialogó con los medios; pidió que se mejore la seguridad durante la noche y llamó a trabajar para mitigar el drama humanitario. Recordó una inundación sufrida durante su infancia, cuando vivía en esa ciudad. "Sé lo que es perder todo; cuando era chica entró el agua en casa", recordó. La Presidenta decretó, a partir de ayer, tres días de duelo nacional por las víctimas fatales del temporal.