CIUDAD DEL VATICANO.- El nuevo Pontífice está decidido a mostrar que su reinado no estará rodeado de los signos externos de poder, pompa y boato por los que el Vaticano es tan criticado. Al viaje en colectivo con los demás cardenales desde la Capilla Sixtina y la parada en la Casa del Clero para pagar el alojamiento se sumó esta mañana la ruptura de la tradición del "besamanos", durante el encuentro con los cardenales.

En el momento en que los prelados debían saludarlo uno a uno, el Sumo Pontífice evitó el tradicional beso en la mano, un momento solemne, que consiste en una inclinación y un rápido apoyar los labios sobre el anillo "del pescador".

Ya el miércoles, de regreso a Casa Santa Marta tras ser electo, Francisco se negó a utilizar el automóvil del Santo Padre y se subió a un microbús del Vaticano con otros cardenales, como había estado haciendo en los primeros días del cónclave. Las redes sociales han hecho circular fotos de aquel viaje, otro signo de la austeridad que imprimirá a su pontificado.

Para su primera salida fuera del Vaticano para ir a rezar a la basílica de Santa María la Mayor, el Papa utilizó un Volkswagen negro de la Gendarmería vaticana en lugar del lujoso coche oficial, un Mercedes. "No podemos ir en algo más sencillo?", le preguntó el flamante Papa al chofer, a quien luego abrazó, según el diario Infobae.

Durante el camino de regreso al Vaticano, pidió al chofer que se detenga en la Casa del Clero, cerca de Piazza Navona, para recoger su equipaje en la residencia donde se había alojado hasta el miércoles, se dirigió a la oficina de administración y pagó su factura.

El vocero del Vaticano, Federico Lombardi, también confirmó que la escolta del Papa se redujo al mínimo, por pedido del flamante titular de la Iglesia. "La escolta de seguridad está al servicio del Papa y no al revés. Por lo tanto se adaptan al estilo pastoral que el Papa prefiera", resaltó Lombardi.

Además, sorprendió al mundo que el nuevo Sumo Pontífice, al salir por primera vez al balcón, no llevara la cruz de oro en el pecho, ni la capa, ni los famosos zapatos rojos.

Por ahora, Francisco se hospeda en la suite 201 de Santa Marta, lugar en el que se han alojado los 115 cardenales durante el cónclave. Se trata de un departamento compuesto por el dormitorio, un salón y un estudio, preparado para facilitar los primeros días al nuevo Papa.

Luego, cuando estén reformados sus aposentos vaticanos, cerrados tras la renuncia de Benedicto XVI, se trasladará allí. LA GACETA