Protegida por una urna en forma de timón y rodeada de flores, la imagen de la Virgen de Itatí cruzó el dique Celestino Gelsi, en El Cadillal, en peregrinación náutica. Partió desde el Yatch Club en una balsa y la acompañaron por el agua más de 15 embarcaciones pequeñas y el catamarán, todos llenos de familias. En la otra orilla aguardaban los fieles con banderines amarillos y blancos. Los que tenían las manos vacías la llenaron de aplausos.

La patrona de los navegantes y náufragos estuvo custodiada en todo momento por personal de la Policía Lacustre. El recibimiento lo hizo la pequeña orquesta de la Comunidad Asturiana con gaitas, panderos y bombos. La música litúrgica se confundía con los destemplados ecos de las cumbias que salían de los bares del balneario. Ellos no bajaron el volumen ni un segundo.

Un puñado de visitantes logró acompañar a la Virgen en la balsa, junto al padre Luis Leguizamón. Él fue el encargado de oficiar la misa en el anfiteatro y de bendecir las aguas del dique. Al mando estaba René Auvieux, quien desde hace 15 años se ofrece voluntariamente para trasladar la imagen. Un poco por devoción y otro porque la Virgen le obsequió el milagro de seguir vivo después de un grave accidente. Los casi 10 minutos que duró el viaje se hicieron en silencio. Solo el sonido del motor de la balsa y el Ave María que un lugareño interpretaba en su violín acompañaban el paso de la Virgen.

Sorprendidos

El chapoteo de los niños en el agua cesó cuando la embarcación iba llegando a la orilla. Hasta los que habían ido al balneario para tomar mate y refrescarse en el agua suspendieron la diversión y se unieron a los aplausos.

Apenas tocó tierra firme la gente comenzó a abalanzarse ordenadamente para tocar, besar y persignarse frente a la imagen.

Un locutor arengaba con un "¡viva la Virgen!", pero no encontró mucho eco porque los presentes prefirieron la solemnidad del silencio y los aplausos.

La humedad y el calor obligaban a saludar y a secarse la transpiración con el mismo pañuelo.

Detrás del paso de la imagen se armó la procesión con unas 50 personas. Los fieles recorrieron la calle central e ingresaron al anfiteatro por la parte superior de la tribuna. Allí aguardaban quienes estaban listos para escuchar la misa. A las puertas de ese teatro a cielo abierto, los vendedores de merchandising religioso armaron sus puestos, junto a los habitués que ofrecen artesanías, pochoclos y bollos.

Un auditorio que alcanzaba a llenar la mitad de las gradas escuchó en silencio la Santa Misa.

Después de eso estaba previsto un show de fuegos artificiales y la presentación del "Colorao" Herrera.

"Es un honor llevarla"

René auvieux trasladó a la virgen en su balsa

Hace 15 años que él pone su balsa para llevar a la Virgen de Itatí desde el Yatch Club hasta los pies del anfiteatro. Contó que hace unos años sufrió un grave accidente en el dique y que la Virgen lo salvó. "Me caí de la embarcación y me pasó por encima de la cabeza. Me abrió el cráneo y estuve casi una hora en el agua hasta que me rescataron. Invoqué a la Virgen de Itatí para que me ayudara. Cuando llegué al sanatorio los médicos no se explicaban cómo podía ser que siguiera vivo", recordó René. Su devoción mariana y ese milagro fueron las razones por las que cada año traslada a la imagen.

seguidoras de la virgen

las vecinas del barrio el bosque, en "patota"

María Chavarría, Mari Capdevila, Dolores González, Rita Suárez, Nélida Chavarría, Fátima Barrionuevo, Marta Soberón, Jésica Rodríguez, Mercedes Salvador y Pocha Quinteros son vecinas y siempre que pueden viajan a las fiestas marianas y filman los encuentros. "Es la primera vez aquí y fue muy emocionante", dijeron.