El nuevo trabajo de Gabriel Rolón posee claridad conceptual suficiente para transmitir contenidos complejos sin agotar al lector. Afirma en su prólogo que el texto no es "sobre" sino "desde" el psicoanálisis, acreditando de inicio en qué lugar se instala para su difusión.

Estos elementos, junto a atractivas temáticas devenidas de nuevos y prometedores análisis del amor, alcanzan para lograr fuertes expectativas de encuentros con el lector. Aclara asimismo que no es un libro de autoayuda, dando a entender que debiera verse como pedagogía generosa basada en la experiencia profesional del autor. Desfilan así, a lo largo de la obra, citas de autores calificados que darían razón y nivel superlativo a las reflexiones de Rolón, expresadas en ejemplos clínicos.

Planteado como encuentros temáticos en una intimidad siempre pendiente de desciframiento, el libro va avanzando en las escenografías y contradicciones amorosas, surgidas de la precariedad de los vínculos por abuso del poder, egoísmo y decepciones que hacen naufragar relaciones estables. Una vez más las resonancias importan más que los estímulos, haciendo estallar conflictos que el autor explicará desde su experiencia psicoanalítica.

El lector, ubicado como paciente real o virtual frente a este psicólogo que le habla, querrá adherirse emocionalmente a su discurso. Un psicoanálisis para todos donde hasta el inconsciente -ese interlocutor difícil de traducir- puede volverse traslúcido.

El texto se va desplazando por las situaciones habituales en las que las parejas se agrietan: celos, infidelidad, narcisismo, altibajos del deseo y otras calamidades en las que al no poder ofrecerse ley y orden sólo quedan las explicaciones. Los disfraces sociales en los que muchos ocultan sus reales apetencias ayudan a hacer más atractivos los relatos, si bien pueden quedar opacados por la implícita promesa de que la verdad será finalmente revelada.

En síntesis, atractivo trabajo sobre los pliegues del amor y el deseo vistos desde la experiencia de un psicoanalista. No es un libro de autoayuda, tal como expresamente aclara Rolón, aunque sí, quizás, de "yo te ayudo".

Osvaldo Aiziczon

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