LA MECA.- Más de tres millones de fieles musulmanes, de 189 nacionalidades diferentes, lapidaron ayer las tres estelas que simbolizan a Satán cerca de La Meca, Arabia Saudita, hecho que marca el fin del peregrinaje (hadj) para el que muchas personas ahorran durante toda su vida y que es la mayor reunión humana anual en el mundo.

Todos los musulmanes celebran en estos días la Eid al Adha, la fiesta del sacrificio, que tiene un especial significado en La Meca, ya que su visita es uno de los cinco pilares del islam que todo creyente debe cumplir al menos una vez en la vida

Las columnas avanzaban en grupos repartidos según su nacionalidad, al grito de Alá Akbar (Dios es el más grande). El ritual simboliza la lapidación que Abraham hizo de los tres lugares en los que el diablo se le apareció, según la tradición, para intentar disuadirlo de que ofreciera su hijo a Dios como sacrificio.

Según cifras oficiales, 3,16 millones de hombres, mujeres y niños se congregaron en el valle de Mina, de los cuales más de 2,7 millones de fieles proceden del extranjero. Otros cientos de miles, llegados sobre todo desde el interior del reino saudí, cumplen con el ritual sin estar censados. Todos pernoctan en un gigantesco campamento instalado una llanura árida, donde hay comedores y servicios médicos.

El recorrido sagrado terminará hoy. Algunos rezaban en voz alta y otros sacaban fotos con sus celulares, lo que irritó a las fuerzas de seguridad desplegadas (se afectaron casi 170.000 agentes) en el lugar para garantizar el desarrollo de la ceremonia dentro de la calma.

Ilusión y decepción
Sentada en un rincón, Aisha Mohamad, una afgana de 77 años, sonríe. "Es bueno cansarse durante el hadj. Desde mi infancia soñé con subir al Monte Arafat (donde se reagrupan los fieles)", afirmó. Como muchos otros, ella gastó todo el dinero que reunió en 15 años y con la venta de sus joyas. Abdalah Jad, un egipcio de 63 años, tuvo menos suerte: el agente de viaje que organizó su viaje le exigió pagar por adelantado U$S 4.000 y resultó ser un estafador. "Duermo en la Gran Mezquita y casi no tengo qué comer", se lamentó.

La lapidación de Satán estuvo marcada por avalanchas mortales. El último incidente se remonta a 2006, cuando murieron 364 personas, lo que obligó a realizar obras para agrandar y acondicionar el lugar. Este año no hubo problemas en La Meca.

El gran mufti (máximo jurisconsulto sunnita de la ley islámica) de Arabia Saudita, jeque Abdel Aziz al Sheij, advirtió contra todo "eslogan nacionalista o extremista" durante la peregrinación y criticó a los partidarios de un Estado civil, no basado en las normas religiosas de la sharia.

Pese a su pedido, un grupo de manifestantes sirios se pronunció durante estos días de ceremonia contra el régimen que preside Bashar al Assad. "Dios, provoca el fin de Bashar", imploraba ayer Ahmad al Mohamad, refugiado en Jordania. "Sus tropas matarán a toda nuestra familia" en Siria, agregó. (AFP)