Su historia comenzó cuando un sobrino que juntaba monedas conoció a una chica, se casó y se fue a vivir con ella a Israel. "La madre, enojada porque se iba, le prometió tirarle la colección y él, antes de que eso sucediera, me la encomendó a mí", cuenta Georgina Salinas, 30 años después.

Tiene el pulso firme, la mirada vidriosa, palabras y sonrisas urgentes. Y 90 años recién cumplidos. Ningún hijo, ningún marido (más tarde explicará sus motivos), pero una familia de la que le gusta hablar cada vez que se presenta la oportunidad.

Se jubiló como empleada administrativa de la UNT y hace un alto antes de seguir con la historia: "avise si tiene algún conocido que apure mi expediente dormido en el Juzgado Federal, porque me retiré con la mínima teniendo categoría alta" (una pequeña muestra de su buen humor). Tras el retiro decidió que el tiempo libre lo dedicaría a engordar esa y otras colecciones abiertas, como las estampillas, los billetes y la montaña de recortes de diarios que hablan de los timonazos de la economía argentina.

"A los 14 años prometí no casarme ni tener hijos. Para no dejar clavado a nadie, ¿sabe?", confiesa Georgina con ternura de niña. A esa edad falleció su padre y comenzó una etapa de largo luto obligado por su madre. "Recién a los 17 logré que me dejara llevar medio luto: fuimos a lo del 'turco' Apás y compramos una tela con detalles blancos y puntilla.

En La Puerta, el espacio de arte donde exhibió por primera vez su colección, Carmen Ullivarri y su sobrino, Bruno Juliano, oficiaron de curadores de la muestra. "Su colección es muy política, Georgina", apunta como primera conclusión Carmen. "Y claro -retruca Georgina- si desde los ocho años mi mamá me obligaba a leer la parte política de LA GACETA. Eran textos interminables. Yo trataba de saltearme un párrafo para ahorrarme trabajo, pero no había caso", recuerda con simpatía.

Además de sus monedas, en la sala se puede consultar el cuaderno donde Georgina pega esos "papeles", como ella les llama, y sus anotaciones sobre inflación y valor del dólar desde hace más de 10 años. La última hoja dice: "9 de junio de 2012. Restricciones a la compra de dólares", sin poder dar mayores explicaciones del caso.

Para ella, la numismática es una actividad ideal para jubilados, porque con el tiempo libre se puede dedicar a pulir sus monedas y clasificarlas. "En algún momento tendré que tirar papeles, antes de que me tapen", reflexiona. Y aunque sostenga que muchos momentos de su vida fueron tristes, ella elige aferrarse a esa historia escrita en el cobre.