Ramiro Manzanal - Economista de AEDA
La noticia es que se termina de pagar el Boden 2012. Se trata de una cancelación de U$S 2.300 millones para cubrir un total de U$S 19.600 millones en sus ocho cupones de amortización y renta, de los cuales el último es el que nos ocupa. Desde lo simbólico, no es un pago más porque se termina una etapa sobre la que es necesario posar la mirada de manera recurrente. Resulta que la deuda que se salda la ha pagado un Gobierno que ha sido sistemáticamente descalificado en el plano económico por su heterodoxia: desde señalamientos sobre una presunta falta de seriedad y hasta acusaciones de mala praxis producto de su supuesta ignorancia.
Quienes profirieron esas calificaciones, los académicos, los que saben, los técnicamente sólidos, los ortodoxos, son los que han parido esta deuda que se acaba hoy. Concretamente, la Argentina ha cumplido sistemáticamente con todos los vencimientos porque, entre otras cosas, en lo referente a la economía real, el país creció durante casi una década a tasas elevadas, acumuló reservas, generó dólares comerciales y creó empleo..., y se desendeudó. Mejoró de manera sustancial todos los indicadores relevantes de endeudamiento; tanto que, a modo de ejemplo, la deuda sobre el PBI pasó de representar un 166% a menos de un 42% en sólo una década. Y cerca de un 10% si tomamos sólo la deuda con privados. Cuando los economistas hablamos de "economía real" incurrimos en algo parecido a una confesión lingüística.
Admitimos que existe otra economía: una irreal o ficticia. Y no está mal, sobre todo, si tenemos en cuenta que en la economía que no es real existe otra expresión, el "riesgo país". Y está bien que ese indicador pertenezca a la economía irreal que nos dice que el país es más riesgoso que muchos que están atravesando una profunda crisis real y financiera, cuyas deudas sobrepasan su capacidad de pago. Aunque ese es otro capítulo, porque lo inédito para la Argentina es que se termina de pagar el corralito y eso es todo un símbolo. Desde lo concreto y gracias a su economía real, es un pago más, y por eso es bien diferente. (Especial para LA GACETA)