BUENOS AIRES.- Las erupciones del volcán chileno Puyehue taparon de ceniza numerosas ciudades de la Patagonia. A causa de esto, la arena volcánica parecía que iba a permanecer acumulada para siempre en reservas naturales, como lagos o montañas. Sin embargo, arquitectos de la localidad rionegrina de Bariloche encontraron para la ceniza una utilidad: armaron -adrillos que son resistentes para las construcciones.

"Siempre estuvimos interesados en la construcción natural; cuando cayó ceniza volcánica sobre Bariloche, lo primero que pensamos fue en la posibilidad de encontrarle el costado útil y solidario”, manifestó Marianela Romero Hamsa, arquitecta de 34 años, de acuerdo a lo que publicó Perfil.com.

Los profesionales que intervinieron en el proyecto, que se desarrolló en el marco del Programa de Emergencia Volcánica (Proevo), coordinado por la Universidad Nacional de Río Negro, confeccionaron muestras de bloques con arena volcánica, cemento y cal. Sin embargo, se dieron con que no había una máquina de hipercompresión para fabricar ladrillos de suelo.

Entonces, tuvieron que enviar unos 500 kilos de arena volcánica, recolectados de bolsones en las distintas esquinas de Bariloche, a una empresa ubicada en el norte del país. "Estas máquinas trituran el material, lo mezclan y lo compactan", precisó Romero Hamsa

De este modo, producen cerca de 3800 bloques por día que servirán para construir viviendas sociales de 45 metros cuadrados. Los ladrillos más livianos pesan 5 kilos y tienen propiedades aislantes -por el aire que contienen. También hay otros que se utilizan en  propiedades más estructurales, que pesan unos 8 kilos. (Perfil.com)