BUENOS AIRES.- Marisa Albornoz, ex esposa del líder espiritual Claudio María Domínguez, escribió una carta en la que cuenta su experiencia en la comunidad del "Maestro Amor".

La misiva fue enviada al diario bonaerense "Perfil", después de que este medio intentara realizar una entrevista con ella, a lo que se negó.

"Para que me conozcan, cuento que siempre me identifiqué con frases como las dichas en tele de Amado Nervo, Jesús, El Principito, “lo esencial es invisible a los ojos”; yo lo decía así: “Creo más en lo que no veo, que en todo lo que veo”; me cansaba la frivolidad y falta de autenticidad y quise quedarme a hacer esta experiencia porque sentí que era lo que siempre había soñado", comenzó su relato.

"Lo que sentí en mi corazón fue muy fuerte y lo seguí, mi familia respetó con amor incondicional mi decisión, aun sin entenderla por no sentir lo mismo. Yo siempre había rechazado las malas palabras, aquí nos tratamos con amabilidad, tenemos conflictos o situaciones como en todos lados pero los resolvemos con diálogo sincero, con paciencia, con compasión.

No necesitamos tomar bebidas alcohólicas para divertirnos ni para distendernos, pues lo hacemos de manera natural con paseos por esta bella naturaleza, con fiestas organizadas por cualquier motivo, con actividad física como artes marciales (Tai Chi, Kung Fu, Wing Chung), aerobics, yoga, stretching, baile hindú, ritmos caribeños, o vamos al cine (copamos la sala del microcine) o al parque de diversiones, y demás", describe su estilo de vida.

"El Maestro nos inspira a seguir con ella e incrementarla con el conocimiento de nosotros mismos: seguir nuestro propio corazón, usar nuestro discernimiento, nuestra sensatez, aplicar en nuestro vivir diario los valores que Él encarna: la verdad, el amor, la paz, la rectitud y la bondad o no-violencia. Esto es como una gran familia, nos amamos, nos cuidamos", continúa.

Por último te diré que esto hay que experimentarlo. Es un poco difícil explicarlo con palabras; cuando es el momento de cada uno, sucede. (...) Fue una certeza interior y tengo el derecho de vivir mi vida del modo que mejor me parezca sin dañar a nadie.

Me apena que algunos medios de comunicación se expresen con total impunidad, falta de respeto y agresividad, con ninguna responsabilidad sobre sus actos, ensuciando la sociedad con malos hábitos. Lamentablemente, lo bueno no vende, por ahora.

Las puertas están abiertas para todas las almas sinceras más allá de su credo, raza o condición social. Exitos y abrazos", concluye su carta. (Perfil.com)