NOVELA

Y porá

GLORIA V. CASAÑAS 

(Plaza & Janés - Buenos Aires)

¿Cómo se ficcionaliza la historia? La autora apela a un relato de amor y erotismo, dentro del marco de nuestro pasado: la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870), en la que se enfrentaron las tropas semibárbaras de cuatro naciones. Personajes reales como Bartolomé y Emilio Mitre, Francisco Solano López, su mujer, Madame Elisa Lynch, Domingo F. Sarmiento, e incluso, el "Gauchito" Gil, interactúan con los protagonistas de ficción. Entre éstos, el pacífico Bautista Garmendia ocupa el centro de la escena. Forzado a participar de una contienda que no logra entender, conocerá la pasión por una mujer paraguaya, casada con un general de ejército enemigo.

Los hechos son referidos en tercera persona, cuya omnisciencia penetra, sin límites, el pensamiento de cada personaje. También guían los acontecimientos entradas de un diario ficcional, en el que "la mariscala" Elisa Lynch da su visión sobre los avatares de la guerra. La frase en lengua guaraní Y porá puede traducirse como agua linda, aludiendo a las corrientes que bañan el Litoral, en particular, la del Paraná. La descripción del escenario bélico intensifica las pasiones. Un subtítulo agrega la promesa de: amor y guerra bajo el sol guaraní. No obstante, el amalgamiento de lo épico y lo erótico produce cierta incomodidad.

Tono artificioso
En la novela romántica el autor construye el nido amoroso, en una suerte de preparación o escalamiento narrativo que conduce a la escena de entrega física, "el fuerte de la literatura está en las demoras, en las antesalas, en el suspenso previo". En los textos del período romántico el lector permanecía afuera. Lo que ocurría detrás de una cortina, una puerta o debajo del agua, simplemente, quedaba librado a su imaginación.

En Y porá, el modo de narrar está más emparentado con la escritura romántico histórica del siglo XIX que con las corrientes contemporáneas: no hay cuestionamiento del discurso histórico oficial, ni el interés paródico posmodernista. La estética decimonónica de Y porá entra en conflicto con la audacia de las escenas que la autora recrea.

Hace unos meses, en una entrevista para la revista Ñ, el narrador Guillermo Martínez advertía sobre la dificultad de escribir sobre lo erótico: "…es que todo se vuelve anatómico, y ahí es donde las palabras empiezan a fallar. Ahí las palabras están cargadas en contextos: está la palabra infantil, o guaranga, o cínica, o médica. Y es difícil darles a esas pocas palabras el tono nuevo y concreto con que uno quiere usarlas en cada momento. Y tampoco quería apelar a la otra variante que aparece en los relatos eróticos, que es lo que llamo la 'sublimación lírico-filosófica', del tono metafórico, elevado, de rodeos". Justamente, este último es el elegido por Casañas, y es lo que confiere a la mentada audacia un tono artificioso.

No podemos dejar de valorar la documentada reconstrucción del marco histórico en las 530 páginas de texto, ni las imágenes de los campamentos militares, el hambre y vejaciones, y las hordas de gente raleada a través de la selva y los pantanos.

¿Cómo se ficcionaliza la historia? A simple vista, podríamos pensar que Casañas ha optado por la alternativa más atractiva (y por qué no decirlo: comercial), sin embargo, la escritura erótica -dentro de la epopeya- es la del equilibrio más endeble y, sin duda, la más riesgosa.

MARIA EUGENIA BESTANI
© LA GACETA