Para poder llevar adelante el plan de forestación, el Departamento de Ecología creó su propio vivero, que produce unas 25.000 plantas por año.

Ubicado en uno de los galpones de los ex talleres ferroviarios, el vivero está administrado por la cooperativa El Trébol, integrada en su mayoría por mujeres. "Los plantines que se producen están destinados al reemplazo de los árboles viejos y también a la reforestación de las áreas que lo requieran", comentó Juan Cardozo.

La particularidad es que se producen plantas en forma natural, sin el uso de herbicidas y agroquímicos. "Las plantas provienen de semillas que recogemos nosotros mismos en las calles de la ciudad cada vez que cambia la temporada", agregó el funcionario municipal. Los tarcos, por supuesto, son las especies más abundantes. Las principales calles del casco viejo de la ciudad están habitadas por estos árboles. Sin embargo, desde hace unos años se ha comenzado a producir en el vivero una amplia variedad de ejemplares que apuntan a volver más heterogéneo y variado el parque arbóreo de la ciudad.

Entre las especies que mejor se han adaptado se encuentra el alcanfor, un árbol aromático muy apreciado por sus cualidades medicinales.