AMAN/BEIRUT.- Las fuerzas del presidente sirio Bashar al-Assad, ignoraron la condena de la ONU por su violenta represión contra una revuelta nacional y renovaron los bombardeos en el bastión opositor de Homs y los ataques contra rebeldes en Derá. Activistas reportaron manifestaciones contra el régimen en la capital Damasco y el centro comercial de Aleppo, tras las oraciones musulmanas del viernes.
El viceministro de Relaciones Exteriores chino, Zhai Jun, llegó a Damasco en una señal de apoyo a al Assad luego de que la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución exigiendo al aislado presidente que detenga la represión y ceda el poder. China, que junto a Rusia votó contra la moción, dice que Siria debe resolver sus problemas sin recibir órdenes de las potencias extranjeras. Antes de viajar a Damasco, Zhai declaró: "China no aprueba el uso de la fuerza para interferir en Siria o la introducción forzada de un llamado cambio de régimen".
La embajada china en Damasco indicó que Zhai dialogará con al Assad hoy y también se reunirá con figuras de la oposición. No se sabe si tiene algún mensaje particular para el presidente o si intentará convencerlo de que suspenda las operaciones militares.
Mientras Zhai aterrizaba en Damasco, las fuerzas del Gobierno atacaban áreas en manos de los opositores en la ciudad de Homs, en el oeste del país que está bajo asedio del Ejército desde hace dos semanas. La zona de mayoría musulmana suní de Baba Amro sufrió un intenso bombardeo luego de que las tropas, lideradas por alauitas y apoyadas por vehículos blindados, avanzaron desde el barrio Inshaat, dijeron activistas.
"Principalmente están disparando cohetes que caen directamente en los edificios y rondas de mortero cada tanto. Sólo la calle Karama divide ahora a Baba Amro del Ejército en Inshaat", reportó el activista Aba Iyad por teléfono satelital desde Baba Amro.
En Idlib, capital de la rugosa provincia del noroeste que limita con Turquía, dos residentes dijeron que tanques rodearon la ciudad al amanecer. Los residentes anticiparon un asalto. En Derá, en la frontera con Jordania donde estalló la revuelta hace casi un año, se escuchaban explosiones y disparos de artillería en los distritos bajo asedio de las tropas.
El Ejército también lanzó una nueva ofensiva en Hama, ciudad con una sangrienta historia de resistencia al fallecido padre de al Assad. El clan familiar pertenece a la minoría alauita, rama del Islam chií, en un país de mayoría suní.
En la Asamblea de la ONU, 137 estados votaron a favor, 12 en contra y 17 se abstuvieron el jueves en una resolución para apoyar el plan de la Liga. Rusia y China volvieron a votar en contra, luego de vetar un texto similar en el Consejo de Seguridad el 4 de febrero. La votación en la asamblea no tiene fuerza legal, pero agravó el aislamiento del régimen y reflejó la condena mundial por la ferocidad de la represión, que ha mató a miles de civiles. Al Assad, que sucedió a su fallecido padre Hafez en el 2000 luego de 30 años de Gobierno, aún tiene el apoyo crucial de Irán, Rusia y China.
Los manifestantes desafiaron a las fuerzas de seguridad en pueblos y ciudades de toda Siria, como hicieron la mayoría de los viernes desde que estalló la revuelta hace 11 meses. En la mezquita Zein al-Abideen, en el centro de Damasco, imágenes de YouTube proporcionadas por activistas mostraron a 2.000 fieles aplaudiendo y gritando: "Homs, estamos con ustedes hasta la muerte, el pueblo quiere la caída del régimen". En Aleppo y sus suburbios, exclamaron "Dios, por favor, acelera nuestra victoria". (Reuters)