Estuve en la grabación del segundo disco de Almendra, el disco doble. Yo era muy pendejo, la banda estaba en la cresta de la ola en Buenos Aires, Spinetta estaba con Cristina Bustamante, en su momento más hippie y yo andaba por ahí porque Edelmiro Molinari me iba a ayudar a conseguir mi primera guitarra grossa, una Fender, y me invitó al estudio. Yo, claro, era un convidado de piedra, me quedé sentadito, ni siquiera hablaba. "Edy, ¿quién es este pibe?", preguntó "El Flaco" y Edelmiro contestó que era un amigo. Después de eso estuvo todo bien, compartimos escenarios y por esas cosas de la vida, fue uno de los músicos de Buenos Aires con los que más contacto tuve; cuando nos encontrábamos nos preguntábamos por nuestros hijos... Recuerdo que cuando me dio su teléfono me pidió por favor que no se lo diera a nadie; me contaba que con Dante recién nacido lo llamaban a la madrugada para preguntarle si tenía una cuerda de guitarra. Ese tipo de invasiones hicieron que "El Flaco" empezara a aislarse un poco. Se fue un líder, y como todas las personas que hicieron tanto por la civilización, por la humanidad, es irremplazable.