"¿Por qué los tucumanos pervertimos el idioma? ¿Por qué no respetamos las normas? Quizá la circunstancia fundante de la guerra lleva, en cierto modo, a aceptar las situaciones de emergencia como una conciencia de estar en permanente crisis que permite avasallar las instituciones". Gabriela Tío Vallejo se desplaza por la historia de Tucumán y trasluce el conocimiento profundo que da la investigación sobre un período que estaba "bastante abandonado por la historiografía".

Sobre ello trata "La república extraordinaria. Tucumán en la primera mitad del siglo XIX", una compilación de artículos sobre la cultura política de un proyecto de investigación subsidiado por el Ciunt, que funciona en el Instituto de Investigaciones Históricas Ramón Leoni Pinto, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT.

La guerra fundante

"Extraordinario no quiere decir por encima de lo común ni muy particular", aclara Tío Vallejo. Refiere a que en esa primera mitad del siglo XIX, con la condición fundante de la guerra -primero de las guerras de la independencia y después de provincias y facciones un poco familiares o de clanes-, siempre hay una situación extraordinaria, de emergencia, que justifica exceder las normas o las instituciones.

"Lo que el libro busca es tratar de encontrar ese juego entre lo que la vieja historiografía decía -hay caudillismo, hay anarquía, no hay instituciones-, y esa institucionalidad que también va creciendo", apunta. Es el origen de la Sala de Representantes que después va a ser la Legislatura; es el origen de la división de poderes, cómo se consolida el poder del gobernador en ese tiempo, qué significa eso en la historia. Es un momento muy formativo en la historia política de la provincia, que siempre se veía muy supeditada al proyecto nacional.

"Poco a poco se llega a esos gobernadores caudillos de las décadas del 30-40, que no son imitaciones de Rosas ni salen de la nada, salen de la propia evolución institucional de la provincia en esa circunstancia de la guerra -asevera la profesora-. Y después de constituido el Poder Ejecutivo es muy difícil volver atrás. Ahí sí hay un germen de lo que siempre han sido un Ejecutivo fuerte y una Legislatura más bien débil. No es posible trasladarlos al siglo XX pero hacen a una cultura política que va internalizándose en la sociedad".

En la frontera

La obra aborda la situación de Tucumán entre el régimen colonial y el orden constitucional, una condición que pendula entres ser un borde del espacio o ser el centro. "Es el borde del imperio colonial español de la misma manera que es borde del Tahuantinsuyo, una situación de frontera entre el espacio peruano y el espacio rioplatense, pero también un lugar de paso, de encuentro de caminos: el que viene de Córdoba y del Río de la Plata, y el que viene del Perú. Siempre en la frontera, pero en la guerra de la independencia en el centro. Se libra la batalla que decide la suerte de la independencia sudamericana. Y de nuevo en el borde con respecto a las transformaciones modernas que operaban en Buenos Aires", afirma la doctora en Historia.

El libro se abre con la introducción de Tío Vallejo, quien en el primer artículo plantea la historia política del período. Ana Cristina Wilde se refiere a las representaciones de la política; Facundo Nanni, a los inicios de la Sala de Representantes; María Cecilia Guerra Orozco habla del clero; Norma Ben Altabef estudia la educación y la transición desde el modelo colonial; en tanto Jovita María Novillo revela los fondos documentales del Archivo Histórico de la Provincia.

En la portada y en la contratapa del libro, La Libertad, de Lola Mora, recortada sobre un fondo rojo, da la espalda y se aleja, pétrea. "Es la idea que quizá tenemos, de que la República nos da la espalda -explica Tío Vallejo-, pero no tenemos que ver la primera mitad del siglo XIX como una época de fracaso sino de construcción porque no hay un solo liberalismo ni hay una sola forma de república. Esta es la república que tenemos. Así la hemos construido y hay que perfeccionarla".