BUENOS AIRES, (Andrés Burgo, especial para LA GACETA).- El colectivo doble piso con la hinchada de Atlético llegó a Quilmes a las 19.58. Faltaban dos horas para el partido y los muchachos se bajaron como si vinieran de atravesar el desierto: bostezaban y se desperezaban. No tenían ni ganas de tocar los bombos. No era por el viaje desde Tucumán, sino por el asado que acababan de comer junto una barra amiga, la de Los Andes.

"Salimos el lunes a las 9 de la noche y a las 2 de la tarde ya estábamos acá. El asado fue fabuloso", contó uno de los hinchas. El semblante, sin embargo, le cambió cuando este cronista de LA GACETA le preguntó por las razones de la floja campaña del equipo, en especial de local: "La culpa es de los jugadores. No ponen lo que hay que poner", dijo Walter Gómez, directo.

A su lado estaba Elías Frías. Los muchachos tenían ganas de defender a Jorge Solari, el director técnico que llegó al partido de anoche en la cornisa. "El viejo les tiene que poner los puntos. Nos está yendo mal por culpa de los jugadores", defendió Elías al "Indio" en la puerta de la entrada visitante a la cancha, al lado de un puesto de choripán. Los muchachos seguían con hambre y, de paso, miraban a las chicas que salían con el palo de hockey en la mano: el estadio Nacional de hockey sobre césped, que pertenece a Quilmes, está al lado del de fútbol.

Fuera de la hambrienta gente de la barra, Solari perdía apoyo. "Los jugadores están mal ubicados tácticamente", opinó Dante Juárez, tucumano que vive en Quilmes, a la espera de que se abrieran las puertas de la tribuna. "Sí, hoy soy local", festejó.

Pablo Martínez, que se mudó a Capital Federal hace varios años, también apuntó a cuestiones de estrategia y se basó en una de las máximas del fútbol: "lo que mandan son los resultados. De local el equipo está muy mal parado. De visitante los jugadores son unas fieras, pero en Tucumán les pasa algo. Al 'Indio' yo le doy dos oportunidades más. Tenemos que guardar gratitud".

Pero Alejandro Díaz, a su lado, era el menos paciente. "No le veo mucho futuro, ni a Atlético ni a Solari. Este año no estamos para grandes cosas", se quejó. Y entonces Pablo, que hasta un minuto atrás se mostraba cauteloso, se animó a dar el nombre de un posible reemplazante. "El 'Chulo' Rivoira la está pasando mal, ¿no? Todos lo van a pedir a él". Y, al menos en el micromundo de cinco personas que lo rodeaban, fue cierto: el DT de Chacarita, último en el torneo, contó con la aceptación de los hinchas.

Pero lo que no sabían ni Walter ni Elías ni Dante, ni Pablo ni Alejandro es que, en las últimas horas, la dirigencia de Atlético tuvo dos contactos con Guillermo Rivarola, el ex técnico de Racing. Uno de sus ayudantes contaba ayer por la tarde, en otro rincón de Buenos Aires, el cuadro de situación. "Nos dijeron que Solari va a depender de los próximos partidos porque la gente está dividida entre los que le recuerdan con gratitud su ascenso y los que critican la mala campaña". Rivarola, que no dirige desde una experiencia en el campeonato de Perú, quedó a la espera de un tercer encuentro. Del resultado de anoche dependía.