MONZA.- "Si le preguntan a Fernando Alonso, a Lewis Hamilton, a Jenson Button o a cualquier otro piloto, estoy seguro de que les encantaría cambiarme el sitio. No hay ninguna duda sobre eso". Seguro de sí mismo, sólido en la pista, desvastador con sus rivales. Así se deja ver el alemán Sebastian Vettel, amo y señor del certamen 2011 de F-1, al mando de un Red Bull.

Al "Niño Maravilla" le queda quizás un solo paso para retener la corona que supo ganar en 2010. Si en el próximo Gran Premio de Singapur (dentro de dos semanas) termina 1°, y sus rivales más cercanos no logran buenas actuaciones, será otra vez campeón. "Me permito decir que estamos en muy, muy buena posición para ganar el título, dijo Vettel. Por si hacía falta.

Ayer, el alemán dominó casi totalmente la carrera, a pesar de que el español Fernando Alonso, con Ferrari, hizo una muy buena salida y logró colocarse primero durante algunas vueltas.

Los números a favor de Vettel asustan: suma 284 puntos en el campeonato y le sacó 112 a Alonso. Ya ganó ocho carreras y logró diez poles. Esos números dejan ver otras cuestiones impresionantes: básicamente, cualquiera de sus rivales inmediatos debe ganar cuatro veces para acercársele. Y que él no sume. Hasta la historia está a su favor: a ningún piloto que haya ganado ocho carreras en una sola temporada después se le escapó el certamen. Ayer, un periodista británico le preguntó si no sería mejor que se tomara unas vacaciones para hacer más interesante la competición. Riéndose, Sebastian contestó: "estoy obligado por contrato a correr todas las carreras. Quizás tendría que hablar con el jefe de equipo, puede que él tenga otros planes para mí".

Pese a su notoria ventaja, el alemán no se confía. "Todo estará hecho cuando gane el título, no antes. Lo que pasó el año pasado es la mejor prueba de que hay que esperar hasta la última carrera. No se sabe lo que va a pasar antes de la última vuelta de la última carrera", añadió el campeón. (Especial-DPA)