El tránsito, el comercio, los celulares y los gritos vuelven loca a la ciudad. Las mediciones acústicas indican que, en horario pico, el centro de San Miguel de Tucumán soporta sonidos de entre 90 y 100 dB. Teniendo en cuenta que después de los 65 dB el ruido es dañino, la metrópolis es muy agresiva para el oído. Mientras se analiza cambiar las normas que regulan esta contaminación, un médico pide no habituarnos al fragor actual.