Hace exactamente dos semanas los guardaparques Mabel López, Manuel Pachado y Luis Imbert recorrían, como lo hacen habitualmente, el límite norte del Parque Sierra San Javier. Al llegar al arroyo Anta Yacu se detuvieron a supervisar una extracción de áridos. En el lecho los sorprendió lo que parecía ser la boca de una vasija...

"Los guardaparques hicieron la denuncia a Patrimonio de la Provincia, y ellos se comunicaron con el Instituto de Arqueología y Museo de la UNT. Entonces intervino la comisión de rescate -detalla su coordinador, el arqueólogo Guillermo Ortiz-. Efectuamos una inspección ocular y llamamos al experto de la Reserva de Horco Molle, Gabriel Míguez. En conjunto hicimos la excavación de lo que pensábamos era una vasija. ¡Al limpiar cuidadosamente la zona nos dimos cuenta de que eran cuatro!"

Muy antiguas

"Haciendo una prospección en los alrededores del hallazgo hemos podido observar que el sitio se encuentra sobre el lecho del arroyo y se extendería un poco más allá del perfil meridional. Eran cuatro, alineadas en dirección norte-sur y separadas no más de 15 cm entre sí. Estaban a bastante profundidad -entre 3 y 3,5 m-, lo cual podría ser un indicador de cuán antiguas pueden ser", detalla Míguez.

"Puede haber un piso de ocupación humana de varios cientos de años, demostrada por fragmentos cerámicos hallados. Debajo de esta ocupación humana estarían las vasijas tipo urnas, que quizás hayan sido contextos funerarios. Ahora que las hemos recuperado -asevera- vamos a excavar el sedimento interno para ver qué contienen, si se encuentran huesos humanos o de animales u otros restos cerámicos".

Los hallazgos arqueológicos en la zona se remontan a descubrimientos casuales que han motivado el estudio por parte de la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo. Se han determinado en la zona cuatro sitios arqueológicos, que representan asentamientos de grupos humanos producidos en épocas previas a la llegada de los españoles a la región.

En este caso este es el primer hallazgo de elementos agrupados que podrían ser urnas funerarias.

Carbono 14

"No hemos visto decoración, que nos podría indicar una cronología relativa. Los hallazgos de la zona se ubican en el primer milenio dC, pero estamos hablando de un amplio rango temporal", afirma Míguez. "Para fecharlo de forma más precisa se requiere trabajar con Carbono 14, en Córdoba o en Buenos Aires. Acá lo que se hace es tomar una muestra y se la manda a datar", informa Ortiz.

Al respecto Míguez habla de la forma de hacer cerámica tradicional entre los grupos del piedemonte tucumano que ellos denominan "estilo candelaria".

Dónde están ahora

En este momento las cuatro vasijas son objeto de estudio en el Instituto de Arqueología y Museo de la UNT, que elaborará un informe y lo entregará a la Dirección de Patrimonio del Ente Cultural provincial, ya que se trata de bienes culturales del Estado.

"La zona se tiene que replantear la política de manejo de los terrenos. Para realizarse de ahora en más extracción de áridos hacen falta estudios de impacto ambiental y arqueológico previos. En este caso hemos visto que al retirar la capa de piedra han quedado expuestas a la erosión hídrica. Una de las cárcavas se llevó la mitad de una de las urnas", advierte Míguez. "De ahí la urgencia de rescatarlas porque una tormenta puede llevarlas. No sólo eso, sino porque la zona del arroyo es una pista de mountain bike", agrega Ortiz.

Como es lógico para quien hizo su tesis de grado sobre la arqueología de la zona, Míguez reafirma la emoción que le produjo haber intervenido en un hallazgo de características únicas: "es un contexto que hemos podido preservar; hemos podido ir en el momento preciso del hallazgo y poder salvaguardar el patrimonio arqueológico tucumano, que es de todos. Ahora los restos se van a analizar, se van a estudiar y en su momento se publicarán las conclusiones sobre este evento de ocupación humana".

EN LA WEB

www.arqueologiatucuman.com.ar/declaracion_de_bienes.html

dgisrv15.unt.edu.ar/fcsnat/arqueo/historia.htm