Varios sillones, un ventanal con la imagen de una ciudad en el atardecer y un perchero de pie al que Ismael Serrano arrojó a la distancia y sin éxito su sombrero. En ese living, cuando colocó en su lugar el chambergo, el cantautor español compartió palabras y acordes en un diálogo directo con el público que duró más de tres horas.

Con sus canciones, Serrano invitó a los tucumanos nuevamente a encender las ganas de vivir, a hacerlo con intensidad y responsabilidad. Ese es el carácter de su nuevo disco, titulado "Acuérdate de vivir", que es el que el miércoles y anoche presentó en el Teatro Alberdi. Allí, sobre el escenario, la ambientación se completó con una valija llena de libros, una mesita y el acompañamiento de luces tenues.

El nombre del álbum responde, justamente, a esa consigna de vida. La frase usada por el cantautor español proviene de la leyenda que se les inscribía a los viejos relojes: "memento vivere", que en latín quiere decir acuérdate de vivir.

Con su guitarra y su voz, Serrano emprendió el viaje ante un auditorio totalmente colmado (las entradas se agotaron hace dos semanas y por eso se agregó una función). Fue un paseo emocionante pero sencillo, sin estridencias y con una gran cercanía entre él y el público.

Complicidades

El cantante, que en algunos temas contó con el respaldo de un guitarrista, sacó a relucir una vez más sus dotes de seducción ante una platea que respondió con entusiasmo.

El músico nacido en Vallecas estableció un vínculo cómplice con quienes se dejaron llevar por su propuesta en formato acústico. Fue un show íntimo para disfrutar sin reparos, en el que el cansancio o el frío de la noche no hicieron mella, ni siquiera por la extensión del recital.

Hubo gritos histéricos de parte de la platea femenina, respondidos con gracia y simpatía por Ismael, y también comentarios que lo llevaron, por ejemplo, a hablar sobre la inutilidad de la violencia. Fue cuando recordó al recientemente asesinado Facundo Cabral.

Es sabido que Serrano tiene por Tucumán -como por gran parte del país- un cariño especial, nacido en sus recorridas por las rutas con la guitarra al hombro. Ese afecto se mantuvo latente durante todo el recital, en el que la sobriedad y la sencillez fueron la marca distintiva.

Serrano invitó a casi 800 tucumanos cada noche a su living para conversar y cantarles al oído, pero también a escucharlos y acompañarlos en su viaje.