Maya Vidal, prófuga del FBI, viaja a la isla de Chiloé con un cuaderno en blanco, regalo de su abuela Nini, como única posesión de valor.

Cuando las palabras Chile y exilio aparecen juntas, de inmediato nos remontamos a la dictadura de los 70. La nueva novela de Allende propone un exilio inverso: una joven descendiente de chilenos, nacida en los Estados Unidos, regresa a la tierra de sus abuelos, buscando una cura física y espiritual, después de haber caído en los abismos de la droga y el delito.

La novela es el cuaderno donde Maya relata experiencias tanto del presente como también de una adolescencia de degradación. Narra, asimismo, segmentos de su infancia transcurrida en Berkeley, California, bajo la amorosa custodia de una abuela chilena, excéntrica, y de su nuevo marido, Popo. Este abuelo "sustituto", astrónomo, afroamericano, será una figura tutelar para la jovencita, aún después de muerto. En el cuaderno también hay espacio para una trama detectivesca y otra más, con sus bemoles, romántica.

Con la inmersión en el submundo de la droga y el alcohol (temática no explorada aún en su obra), desde la perspectiva de una adolescente, Isabel Allende muestra su vena narradora más poderosa. No intenta aleccionar, simplemente describe con crudeza. El contraste es abrupto cuando se comparan esas instancias con las que actualmente vive Maya en su exilio austral, rodeada de lobos marinos, gaviotas, playas, el folclore de las islas, y la presencia sanadora del ese Sur profundo, sin un horizonte que frene al viento. A un nivel alegórico, es elocuente el regreso de los nietos del desarraigo a un espacio insular, dentro de la patria ancestral, en busca de la inocencia perdida.

Hay, sin embargo, un didactismo innecesario, al menos para lectores sudamericanos, cuando se refiere la historia reciente de Chile, se habla de la presidenta Michelle Bachelet, o se explican rituales sociales como el mate. Bendecida dentro del mercado editorial desde su aparición, la novela ha ocupado los primeros puestos de venta. No es arriesgado pensar que va a ocurrir lo mismo con su versión en inglés y los lectores anglófonos, para quienes tales especificaciones sí pueden ser necesarias.

En la abuela Nini se intuyen trazos autobiográficos, y se reconocen a otros personajes memorables de Allende: "Hay gente así, gente que cree que todos los duelos se parecen y existen fórmulas y plazos para superarlos. La filosofía estoica de mi Nini es más adecuada en estos casos: ?A sufrir llaman, apretemos los dientes?, decía. Un dolor así se sufre, simplemente a fondo, sin atenuantes, como debe ser..." © LA GACETA